La derrota ante Bélgica frustró el camino de España hacia el Oro, pero dejaba la vereda abierta hacia la Plata o el Bronce. Así de particular era el formato del torneo futbolístico que se medía por el sistema Bergvall, donde el vencedor de cada medalla se decidiría en una 'ronda' diferente. Su funcionamiento lo describe con más detalle Carlos Toro: "Sistema de competición consistente en la disputa de tres rondas. Los vencedores de la primera se encaminaban hacia el oro y mandaban a los derrotados a la lucha por la plata. En la tercera, peleaban por el bronce quienes habían sido vencediso en la segunda". Los cuatro equipos eliminados en cuartos de final, por tanto, eran los que debían jugarse el metal plateado.
El sorteo de los enfrentamientos en el torneo de consolación emparejó a Italia con Noruega y a España con Suecia. Pero- y aquí se pone interesante la cuestión- los suecos habían decidido retirarse tras su partido frente a Holanda, descontentos con el arbitraje (vencieron los holandeses 5-4). El Comité belga decidió entonces que España quedaba eximida y que se enfrentaría al vencedor del Italia- Noruega. Y tan contentos se fueron los españoles a una fiesta que organizó el rey Alberto.
Pero los suecos dieron marcha atrás; donde dije digo, digo Diego. El Comité belga comunicó a los españoles que sí habría partido y estos, descontentos con razón, incluso acudieron al barón Pierre de Coubertin para que mediara. El impulsor de los Juegos Olímpicos dio la razón a la selección española, pero el Comité sigió en sus trece. Habría partido.
Y se celebró el 1 de septiembre en el Estadio de Amberes. Aunque más que un partido de fútbol fue una batalla campal, donde el balón fue un actor secundario. Relata Rubryk en ABC que se jugó "el partido más bárbaro, más brutal que se habrá visto en campo alguno de fútbol. Menos jugar de todo se hizo. Raro fue el momento en que no había por tierra dos o tres jugadores".
España saltó al campo con un nuevo debutante en sus filas: Sabino, que entró por Eguiazábal, y otras tres novedades con respecto al duelo ante los belgas. Volvieron Belauste y Samitier al centro del campo y Sesúmaga al eje del ataque. Los jugadores españoles fueron recibidos con la famosa frase: ¡Oh, les pauvres petits espagnols! que mencionábamos en el primer artículo sobre Amberes.
El sorteo de los enfrentamientos en el torneo de consolación emparejó a Italia con Noruega y a España con Suecia. Pero- y aquí se pone interesante la cuestión- los suecos habían decidido retirarse tras su partido frente a Holanda, descontentos con el arbitraje (vencieron los holandeses 5-4). El Comité belga decidió entonces que España quedaba eximida y que se enfrentaría al vencedor del Italia- Noruega. Y tan contentos se fueron los españoles a una fiesta que organizó el rey Alberto.
Pero los suecos dieron marcha atrás; donde dije digo, digo Diego. El Comité belga comunicó a los españoles que sí habría partido y estos, descontentos con razón, incluso acudieron al barón Pierre de Coubertin para que mediara. El impulsor de los Juegos Olímpicos dio la razón a la selección española, pero el Comité sigió en sus trece. Habría partido.
Y se celebró el 1 de septiembre en el Estadio de Amberes. Aunque más que un partido de fútbol fue una batalla campal, donde el balón fue un actor secundario. Relata Rubryk en ABC que se jugó "el partido más bárbaro, más brutal que se habrá visto en campo alguno de fútbol. Menos jugar de todo se hizo. Raro fue el momento en que no había por tierra dos o tres jugadores".
España saltó al campo con un nuevo debutante en sus filas: Sabino, que entró por Eguiazábal, y otras tres novedades con respecto al duelo ante los belgas. Volvieron Belauste y Samitier al centro del campo y Sesúmaga al eje del ataque. Los jugadores españoles fueron recibidos con la famosa frase: ¡Oh, les pauvres petits espagnols! que mencionábamos en el primer artículo sobre Amberes.
Pero los pequeños le pusieron entusiasmo a su juego, dispuestos a resarcirse de la derrota ante los anfitriones. Relata Hándicap que "España inició un juego duro, fortísimo, al que contestaba Suecia violentamente". Y más brusco que se iba a volver. Dahl adelantaba a Suecia de un testarazo a los veintisiete minutos, el gol más doloroso de Zamora. Así lo recordaba el guardameta tiempo después: "Me metieron el gol que me ha causado mayor pena y la sensación más dolorosa de mi vida. El avance sueco vino por la derecha. Samitier se desplazó hacia el interior, viendo venir el centro. La pelota llegó bombeada y Dahl saltó antes que Sami y, más que un remate, hizo un cambio con la cabeza que resultó un balón colocado al ángulo, que no pude detener. Debí prever aquella jugada. A mí no me debió engañar aquel sueco".
Aquello enfureció a España y trató de contrarrestar con resistencia y fuerza al grito de "¡Al hombre!". A los seis minutos de arrancar el segundo período, la selección tuvo su oportunidad con un free-kick (libre directo) desde un lateral del área. Sabino colocó la pelota y Belauste le gritó: "A mí el pelotón, Sabino, que los arrollo" (cómo no les iban a llamar la Furia roja).
Y Belauste cumplió, literalmente. Sabino centró, un defensa sueco intentó despejar, pero ahí fue Belauste con todo. "De un formidable testarazo (según alguna crónica directa y alguna información indirecta) o empujándolo (según alguna crónica directa y alguna información indirecta) lo metió en la puerta contraria acompañado de unos cuantos infelices suecos que trataban de impedirlo y que fueron derribados como muñecas por un huracán", describe Carlos Toro en su magnífico Del choque al toque.
Dos minutos depués, Acedo rubricó la remontada hispana con una jugada personal. "Recoge un pase, corre, se interna y de un fortísimo shoot bombeado marca el segundo", cuenta Hándicap en Madrid Sport. A los suecos no les salió nada al derechas en la segunda parte y es que hasta fallaron un penalti- injusto según las crónicas- que habría devuelto las tablas al marcador. Olsson se encargó de ejecutarlo y Samitier de descentrarle:"Interponerse un par de veces entre él y la portería, arrojarle pellas de barro y mentarle a la madre en castellano y en catalán", escribe Carlos Toro. Con tanto presión, normal que el pobre sueco fallara.
Un triunfo más para el combinado español y un rival menos en el camino hacia la medalla de plata. Italia aguardaba.
Ficha técnica
España: Zamora; Arrate, Vallana; Belauste, Samitier, Sabino; Pagaza, Sesúmaga, Patricio, Pichichi, Acedo.
Suecia: Zander; Lund, Nordenskjold; Oijermark, Wicksell, Gustafsson; Bergstrom, Olsson, Karlsson, Dahl, Sandberg.
Goles: 0-1 Dahl (27'). 1-1 Belauste (51'). 2-1 Acedo (53').
Árbitro: Giovanni Mauro (Italia).
Aquello enfureció a España y trató de contrarrestar con resistencia y fuerza al grito de "¡Al hombre!". A los seis minutos de arrancar el segundo período, la selección tuvo su oportunidad con un free-kick (libre directo) desde un lateral del área. Sabino colocó la pelota y Belauste le gritó: "A mí el pelotón, Sabino, que los arrollo" (cómo no les iban a llamar la Furia roja).
Y Belauste cumplió, literalmente. Sabino centró, un defensa sueco intentó despejar, pero ahí fue Belauste con todo. "De un formidable testarazo (según alguna crónica directa y alguna información indirecta) o empujándolo (según alguna crónica directa y alguna información indirecta) lo metió en la puerta contraria acompañado de unos cuantos infelices suecos que trataban de impedirlo y que fueron derribados como muñecas por un huracán", describe Carlos Toro en su magnífico Del choque al toque.
Dos minutos depués, Acedo rubricó la remontada hispana con una jugada personal. "Recoge un pase, corre, se interna y de un fortísimo shoot bombeado marca el segundo", cuenta Hándicap en Madrid Sport. A los suecos no les salió nada al derechas en la segunda parte y es que hasta fallaron un penalti- injusto según las crónicas- que habría devuelto las tablas al marcador. Olsson se encargó de ejecutarlo y Samitier de descentrarle:"Interponerse un par de veces entre él y la portería, arrojarle pellas de barro y mentarle a la madre en castellano y en catalán", escribe Carlos Toro. Con tanto presión, normal que el pobre sueco fallara.
Un triunfo más para el combinado español y un rival menos en el camino hacia la medalla de plata. Italia aguardaba.
Ficha técnica
España: Zamora; Arrate, Vallana; Belauste, Samitier, Sabino; Pagaza, Sesúmaga, Patricio, Pichichi, Acedo.
Suecia: Zander; Lund, Nordenskjold; Oijermark, Wicksell, Gustafsson; Bergstrom, Olsson, Karlsson, Dahl, Sandberg.
Goles: 0-1 Dahl (27'). 1-1 Belauste (51'). 2-1 Acedo (53').
Árbitro: Giovanni Mauro (Italia).