Sesúmaga, el pequeño rubio
Félix Sesúmaga Ugarte nació en Leioa (Vizcaya) el 12 de octubre de 1898. Jugaba como delantero y no sólo pasó a la historia del fútbol español por integrar la primera selección y lograr la medalla de plata en Amberes, además conquistó el primer éxito internacional hispano como máximo goleador del combinado nacional. A nivel de clubes, fue uno de los primeros futbolistas en lograr tres Copas del Rey con tres equipos diferentes.
El primer equipo de Sesúmaga fue el Arenas de Getxo, al que se incorporó en 1916. Allí coincidió con Vallana y Pagaza que unos años después serían compañeros de selección. Con el equipo rojinegro logró un Campeonato del Norte en 1917, aunque 1919 fue su gran año. Repitieron triunfo en el Campeonato del Norte y conquistaron la primera- y única- Copa del Rey frente al FC Barcelona. El Arenas venció por 5-2 y Sesúmaga fue autor de tres de los goles rojinegros. Aunque en cuartos de final, frente al Racing de Madrid, el atacante vizcaíno había establecido una marca goleadora histórica al hacerle siete goles al equipo madrileño.
La capacidad goleadora de Sesúmaga caló hondo en el club azulgrana y decidió incorporarlo a sus filas de cara a la temporada 1919-1920. Con el equipo culé volvió a repetir éxito en la final de la Copa de 1920. El delantero fue titular en el partido ante el Athletic de Bilbao, al que se impusieron por 2-0, aunque no pudo terminar el encuentro tras un choque.
En 1920 formó parte de la expedición española que participó por primera vez en unos Juegos Olímpicos. Fue titular en el debut olímpico frente a Dinamarca, aunque se perdió el duelo ante los belgas por lesión. Volvió al equipo ante Suecia y no se movió del once en los siguientes encuentros. Frente a Italia fue el autor de los dos tantos que le dieron el triunfo a España y en la final contra Holanda volvió a hacer doblete. Sus cuatro tantos le convirtieron en el máximo goleador de la selección española y en uno de los héroes de Amberes por derecho propio.
Tras los Juegos, Sesúmaga no acabó de hacerse hueco en el Barcelona y en 1921 se marchó a Asturias. Fichó por el modesto Racing Club de Sama- hoy extinto- gracias a la amistad que le unía al presidente del club. La llegada del internacional vizcaíno al equipo langreano, en calidad de jugador- entrenador, fue todo un boom para la afición futbolística del lugar, que creció exponencialmente. Su mayor logro con el club asturiano fue un ascenso de categoría. Fue el primer- y único- internacional- que tuvo el Sama y posiblemente su jugador más 'mediático'.
En 1922 se incorporó al Athletic de Bilbao, su último equipo como futbolista. Con el cuadro bilbaíno consiguió añadir un último título a su palmarés: la Copa del Rey de 1923. Los rojiblancos se impusieron por 1-0 al CE Europa y Sesúmaga fue titular. Aquel año logró superar el récord que tenía René Petit de lograr dos Copas con dos equipos diferentes.
Durante ese tiempo regresó en varias ocasiones a la selección española, acumulando un total de ocho partidos y cuatro goles. Su último encuentro internacional lo disputó el 4 de febrero de 1923, ante Bélgica.
Una tuberculosis le alejó definitivamente de la práctica del fútbol, aunque aun tuvo una última experiencia futbolística como entrenador, dirigiendo al Racing Club de Madrid en la temporada 1924-1925. Durante ese tiempo varios clubes se solidarizaron con él y realizaron partidos homenaje para recaudar fondos con los que subvencionar el tratamiento médico. En 1925 abandonó completamente los campos de fútbol e ingresó en un sanatorio bilbaíno. La Asamble Nacional, de hecho, le concedió una subvención para costear los gastos. Pero la enfermedad pudo con él y Félix Sesúmaga falleció el 24 de agosto de 1925, con sólo 26 años.
Sesúmaga dejó un gran recuerdo entre la afición futbolística española. Su actuación en Amberes 1920 le catapultó al Olimpo y le convirtió en uno de los grandes iconos de la Furia española. De aquellos Juegos se trajo, además, el apodo que le pusieron los belgas, el pequeño rubio, a los que asombró con su maravilloso chut. "Esta fue la principal característica de Sesúmaga, la facilidad y fuerza en el 'chut'. No era un gran dominador del balón; pero poseía una extraordinaria movilidad y dureza. Fue un jugador noble, que no recurrió nunca a malas artes, ni apeló a brutalidades de ningún género. Afable y simpático, Sesúmaga, fuera del terreno de juego, era un excelente y sano deportista, optimista y jovial", firmó E.T. en el diario El Sol con motivo de su fallecimiento.
El primer equipo de Sesúmaga fue el Arenas de Getxo, al que se incorporó en 1916. Allí coincidió con Vallana y Pagaza que unos años después serían compañeros de selección. Con el equipo rojinegro logró un Campeonato del Norte en 1917, aunque 1919 fue su gran año. Repitieron triunfo en el Campeonato del Norte y conquistaron la primera- y única- Copa del Rey frente al FC Barcelona. El Arenas venció por 5-2 y Sesúmaga fue autor de tres de los goles rojinegros. Aunque en cuartos de final, frente al Racing de Madrid, el atacante vizcaíno había establecido una marca goleadora histórica al hacerle siete goles al equipo madrileño.
La capacidad goleadora de Sesúmaga caló hondo en el club azulgrana y decidió incorporarlo a sus filas de cara a la temporada 1919-1920. Con el equipo culé volvió a repetir éxito en la final de la Copa de 1920. El delantero fue titular en el partido ante el Athletic de Bilbao, al que se impusieron por 2-0, aunque no pudo terminar el encuentro tras un choque.
En 1920 formó parte de la expedición española que participó por primera vez en unos Juegos Olímpicos. Fue titular en el debut olímpico frente a Dinamarca, aunque se perdió el duelo ante los belgas por lesión. Volvió al equipo ante Suecia y no se movió del once en los siguientes encuentros. Frente a Italia fue el autor de los dos tantos que le dieron el triunfo a España y en la final contra Holanda volvió a hacer doblete. Sus cuatro tantos le convirtieron en el máximo goleador de la selección española y en uno de los héroes de Amberes por derecho propio.
Tras los Juegos, Sesúmaga no acabó de hacerse hueco en el Barcelona y en 1921 se marchó a Asturias. Fichó por el modesto Racing Club de Sama- hoy extinto- gracias a la amistad que le unía al presidente del club. La llegada del internacional vizcaíno al equipo langreano, en calidad de jugador- entrenador, fue todo un boom para la afición futbolística del lugar, que creció exponencialmente. Su mayor logro con el club asturiano fue un ascenso de categoría. Fue el primer- y único- internacional- que tuvo el Sama y posiblemente su jugador más 'mediático'.
En 1922 se incorporó al Athletic de Bilbao, su último equipo como futbolista. Con el cuadro bilbaíno consiguió añadir un último título a su palmarés: la Copa del Rey de 1923. Los rojiblancos se impusieron por 1-0 al CE Europa y Sesúmaga fue titular. Aquel año logró superar el récord que tenía René Petit de lograr dos Copas con dos equipos diferentes.
Durante ese tiempo regresó en varias ocasiones a la selección española, acumulando un total de ocho partidos y cuatro goles. Su último encuentro internacional lo disputó el 4 de febrero de 1923, ante Bélgica.
Una tuberculosis le alejó definitivamente de la práctica del fútbol, aunque aun tuvo una última experiencia futbolística como entrenador, dirigiendo al Racing Club de Madrid en la temporada 1924-1925. Durante ese tiempo varios clubes se solidarizaron con él y realizaron partidos homenaje para recaudar fondos con los que subvencionar el tratamiento médico. En 1925 abandonó completamente los campos de fútbol e ingresó en un sanatorio bilbaíno. La Asamble Nacional, de hecho, le concedió una subvención para costear los gastos. Pero la enfermedad pudo con él y Félix Sesúmaga falleció el 24 de agosto de 1925, con sólo 26 años.
Sesúmaga dejó un gran recuerdo entre la afición futbolística española. Su actuación en Amberes 1920 le catapultó al Olimpo y le convirtió en uno de los grandes iconos de la Furia española. De aquellos Juegos se trajo, además, el apodo que le pusieron los belgas, el pequeño rubio, a los que asombró con su maravilloso chut. "Esta fue la principal característica de Sesúmaga, la facilidad y fuerza en el 'chut'. No era un gran dominador del balón; pero poseía una extraordinaria movilidad y dureza. Fue un jugador noble, que no recurrió nunca a malas artes, ni apeló a brutalidades de ningún género. Afable y simpático, Sesúmaga, fuera del terreno de juego, era un excelente y sano deportista, optimista y jovial", firmó E.T. en el diario El Sol con motivo de su fallecimiento.