El fútbol había experimentado un desarrollo impresionante en los cuarenta años que transcurrieron desde la última presencia de la selección española de fútbol en unos Juegos Olímpicos. El sistema con dos defensas y cinco delanteros pertenecía al pasado, ya se permitía realizar cambios en los onces iniciales y la Copa Mundial era el evento futbolístico por excelencia.
Tras un primer intento fallido en 1964 de regresar a unos Juegos, España siguió insistiendo en disponer de una selección olímpica- también llamada de aficionados- y se inscribió en el torneo preolímpico que deciría las 16 selecciones que estarían en México 1968 de entre las ¡78! alistadas.
España superó sin problemas a Islandia y derrotó a la poderosa Inglaterra para lograr uno de los billetes que contenían el jugoso premio de volver a pisar un escenario olímpico cuatro décadas después.
El fútbol continuaba rompiendo todas las fronteras y en México debutaron seis nuevas selecciones de fútbol: dos de centroamérica, El Salvador y Guatemala; una sudamericana, Colombia; dos africanas, Guinea y Nigeria; y una asiática, Israel.
España quedó encuadrada en el grupo B junto a Brasil, Nigeria y Japón. La canarinha había conquistado ya dos Copas del Mundo en 1958 y 1962, pero la selección olímpica aún estaba muy lejos de ese nivel. El combinado español venció sin problemas a Brasil y Nigeria y empató con Japón, lo que le sirvió para pasar a cuartos como campeona del grupo.
Pero la maldición de cuartos volvió a caer como una losa. La anfitriona México fue el rival de los españoles y su nuevo verdugo olímpico. Todos los elementos se pusieron en contra de la Roja pues no mostró ni de lejos el nivel de la fase de grupos y la selección azteca pudo resarcirse del doloroso 7-1 que España le endosó en su último enfrentamiento olímpico.
El poderío de las selecciones de Europa del Este quedó una vez más de manifiesto en la XIX edición de los Juegos Olímpicos, la primera celebrada en Hispanoamérica. Hungría conquistó su tercera medalla de oro olímpica tras vencer a Bulgaria (4-1), mientras que el bronce fue a parar por primera vez a un combinado asiático, Japón, que derrotó por 2-0 a México.
Las selecciones africanas fueron una de las revelaciones del torneo futbolístico; no pasaron de la fase de grupos, pero mostraron al mundo que allí abajo también se practicaba buen fútbol. Carlos Pardo escribió para Mundo Deportivo: "Hay un hecho incuestionable en estos Juegos, que de la nueva África negra está surgiendo un verdadero potencia deportivo. Estos esbeltos morenos de las altiplanicies africanas, mientras que en el atletismo demuestra su soberbia agilidad y ritmo, en fútbol también valen, y los equipos que de allí han venido juegan más de lo esperado".
Tras un primer intento fallido en 1964 de regresar a unos Juegos, España siguió insistiendo en disponer de una selección olímpica- también llamada de aficionados- y se inscribió en el torneo preolímpico que deciría las 16 selecciones que estarían en México 1968 de entre las ¡78! alistadas.
España superó sin problemas a Islandia y derrotó a la poderosa Inglaterra para lograr uno de los billetes que contenían el jugoso premio de volver a pisar un escenario olímpico cuatro décadas después.
El fútbol continuaba rompiendo todas las fronteras y en México debutaron seis nuevas selecciones de fútbol: dos de centroamérica, El Salvador y Guatemala; una sudamericana, Colombia; dos africanas, Guinea y Nigeria; y una asiática, Israel.
España quedó encuadrada en el grupo B junto a Brasil, Nigeria y Japón. La canarinha había conquistado ya dos Copas del Mundo en 1958 y 1962, pero la selección olímpica aún estaba muy lejos de ese nivel. El combinado español venció sin problemas a Brasil y Nigeria y empató con Japón, lo que le sirvió para pasar a cuartos como campeona del grupo.
Pero la maldición de cuartos volvió a caer como una losa. La anfitriona México fue el rival de los españoles y su nuevo verdugo olímpico. Todos los elementos se pusieron en contra de la Roja pues no mostró ni de lejos el nivel de la fase de grupos y la selección azteca pudo resarcirse del doloroso 7-1 que España le endosó en su último enfrentamiento olímpico.
El poderío de las selecciones de Europa del Este quedó una vez más de manifiesto en la XIX edición de los Juegos Olímpicos, la primera celebrada en Hispanoamérica. Hungría conquistó su tercera medalla de oro olímpica tras vencer a Bulgaria (4-1), mientras que el bronce fue a parar por primera vez a un combinado asiático, Japón, que derrotó por 2-0 a México.
Las selecciones africanas fueron una de las revelaciones del torneo futbolístico; no pasaron de la fase de grupos, pero mostraron al mundo que allí abajo también se practicaba buen fútbol. Carlos Pardo escribió para Mundo Deportivo: "Hay un hecho incuestionable en estos Juegos, que de la nueva África negra está surgiendo un verdadero potencia deportivo. Estos esbeltos morenos de las altiplanicies africanas, mientras que en el atletismo demuestra su soberbia agilidad y ritmo, en fútbol también valen, y los equipos que de allí han venido juegan más de lo esperado".