"La ville de... Barcelona". Tres palabras pronunciadas en francés y una en catalán por el presidente del Comité Olímpico Internacional Juan Antonio Samaranch. Una frase que cambió para siempre a Barcelona y en buena medida también a España. Una designación que provocó la mayor explosión de júbilo e ilusión. La Ciudad Condal acogería por primera vez en su historia unos Juegos Olímpicos.
Aquel 17 de octubre de 1986 un país entero lograba el sueño durante muchos años anhelado. Barcelona se presentó a la carrera por acoger el evento deportivo por excelencia de cara a 1924, pero no lo logró. Tampoco en 1936, ni en 1940- frustrados en aquella ocasión por la II Guerra Mundial-, y el intento de Madrid en 1972 fue igualmente nulo.
Pero a la quinta tentativa salió cara. La idea de presentar la candidatura de Barcelona para acoger los Juegos de 1992 brotó en 1981 del entonces alcalde de Barcelona Narcís Serra. Su ilusión pronto se convirtió en la de muchos. El proyecto logró el respaldo unánime de todas las instituciones, desde la Generalitat y el Comité Olímpico Español, hasta el Gobierno español y la Casa Real. En 1985 la candidatura se hizo oficial, aunque el trabajo había comenzado mucho antes, y hasta 1986 no hubo tregua en los actos de divulgación y promoción del programa de Barcelona 1992.
El 12 de octubre de 1986 se inauguró la 91ª sesión del Comité Olímpico Internacional en Lausanne (Suiza), donde se reunieron las seis ciudades candidatas para conocer cuál se convertiria en sede de los Juegos de 1992. Ámsterdam, Barcelona, Belgrado, Birmingham, Brisbane (Australia) y París fueron exponiendo una a una sus respectivos proyectos, las ideas que albergaban para la organización olímpica y las razones por las que debían ser vencedoras.
La presentación española corrió a cargo de Pasqual Maragall, en calidad de alcalde de la Ciudad Condal; Jordi Puyol, como presidente de la Generalitat; Felipe González, presidente del Gobierno español y Alfonso de Borbón, presidente del Comité Olímpico Español.
El punto clave del proyecto barcelonés giraba en torno al Estadio de Montjuic, construido en 1929 y remodelado con objeto de ser el núcleo olímpico. En torno a él se construyó el Anillo Olímpico, donde se ubicaron otras dos sedes centrales: las piscinas Picornell y el Palau Sant Jordi. Otro de los pilares era la Villa Olímpica, situado en Poblenou y que posibilitó la apertura al mar de Barcelona.
Y al fin llegó el día D y la hora H: 17 de octubre de 1986, 13.30 horas. El silencio cubrió el Palacio de Beaulieu de Lausanne y la Plaza de Catañuña en Barcelona, donde miles de espectadores se congregaron frente a una pantalla gigante para conocer en directo la decisión del COI. Juan Antonio Samaranch abrió el sobre que contenía el nombre de la ciudad elegida y pronunció una frase que sonó a coro celestial: "La ville de... Barcelona".
La Ciudad Condal se ganó a pulso ser la sede de los Juegos, pues había trabajado muy duro y tenía un gran argumento que la alzó por encima de las demás ciudades: Fue la primera candidata que llegó a la elección final con gran parte de las infraestucturas construidas y preparadas, concretamente el 88%. "La cantidad, calidad y realidad de las instalaciones han sido uno de los argumentos más decisivos con que ha contado la Ciudad Condal para lograr su magnífica nominación como sede de los Juegos Olímpicos de 1992", afirmó Joan Carles Armengol en Mundo Deportivo un día después.
El pistoletazo de salida se había dado. Por delante restaban casi seis años para terminar las obras, poner guapa a Barcelona y ultimar los detalles para convertir a la Ciudad Condal en una excelente sede olímpica.
Para saber más: La noticia de la elección olímpica de Barcelona en el Telediario de RTVE.
Galería de imágenes: El impacto en la prensa y los anunciantes un día después de la designación.
Aquel 17 de octubre de 1986 un país entero lograba el sueño durante muchos años anhelado. Barcelona se presentó a la carrera por acoger el evento deportivo por excelencia de cara a 1924, pero no lo logró. Tampoco en 1936, ni en 1940- frustrados en aquella ocasión por la II Guerra Mundial-, y el intento de Madrid en 1972 fue igualmente nulo.
Pero a la quinta tentativa salió cara. La idea de presentar la candidatura de Barcelona para acoger los Juegos de 1992 brotó en 1981 del entonces alcalde de Barcelona Narcís Serra. Su ilusión pronto se convirtió en la de muchos. El proyecto logró el respaldo unánime de todas las instituciones, desde la Generalitat y el Comité Olímpico Español, hasta el Gobierno español y la Casa Real. En 1985 la candidatura se hizo oficial, aunque el trabajo había comenzado mucho antes, y hasta 1986 no hubo tregua en los actos de divulgación y promoción del programa de Barcelona 1992.
El 12 de octubre de 1986 se inauguró la 91ª sesión del Comité Olímpico Internacional en Lausanne (Suiza), donde se reunieron las seis ciudades candidatas para conocer cuál se convertiria en sede de los Juegos de 1992. Ámsterdam, Barcelona, Belgrado, Birmingham, Brisbane (Australia) y París fueron exponiendo una a una sus respectivos proyectos, las ideas que albergaban para la organización olímpica y las razones por las que debían ser vencedoras.
La presentación española corrió a cargo de Pasqual Maragall, en calidad de alcalde de la Ciudad Condal; Jordi Puyol, como presidente de la Generalitat; Felipe González, presidente del Gobierno español y Alfonso de Borbón, presidente del Comité Olímpico Español.
El punto clave del proyecto barcelonés giraba en torno al Estadio de Montjuic, construido en 1929 y remodelado con objeto de ser el núcleo olímpico. En torno a él se construyó el Anillo Olímpico, donde se ubicaron otras dos sedes centrales: las piscinas Picornell y el Palau Sant Jordi. Otro de los pilares era la Villa Olímpica, situado en Poblenou y que posibilitó la apertura al mar de Barcelona.
Y al fin llegó el día D y la hora H: 17 de octubre de 1986, 13.30 horas. El silencio cubrió el Palacio de Beaulieu de Lausanne y la Plaza de Catañuña en Barcelona, donde miles de espectadores se congregaron frente a una pantalla gigante para conocer en directo la decisión del COI. Juan Antonio Samaranch abrió el sobre que contenía el nombre de la ciudad elegida y pronunció una frase que sonó a coro celestial: "La ville de... Barcelona".
La Ciudad Condal se ganó a pulso ser la sede de los Juegos, pues había trabajado muy duro y tenía un gran argumento que la alzó por encima de las demás ciudades: Fue la primera candidata que llegó a la elección final con gran parte de las infraestucturas construidas y preparadas, concretamente el 88%. "La cantidad, calidad y realidad de las instalaciones han sido uno de los argumentos más decisivos con que ha contado la Ciudad Condal para lograr su magnífica nominación como sede de los Juegos Olímpicos de 1992", afirmó Joan Carles Armengol en Mundo Deportivo un día después.
El pistoletazo de salida se había dado. Por delante restaban casi seis años para terminar las obras, poner guapa a Barcelona y ultimar los detalles para convertir a la Ciudad Condal en una excelente sede olímpica.
Para saber más: La noticia de la elección olímpica de Barcelona en el Telediario de RTVE.
Galería de imágenes: El impacto en la prensa y los anunciantes un día después de la designación.