Jordi Ferrón, del césped al barro
Hace tiempo que Jordi Ferrón Forné (Badalona, 15 de agosto de 1978) no juega al fútbol por dinero y sí por pasión. Afortunadamente no le hace falta, sus años en la élite del fútbol español le permiten tener una vida tranquila y seguir disfrutando del deporte rey en los campos de Tercera División. Ferrón juega como lateral derecho y se formó en la cantera del Barcelona y, aunque no alcanzó el primer equipo, tuvo una carrera importante en Primera División. Fue internacional en las categorías inferiores de la selección y tiene en casa una medalla de plata olímpica lograda en los Juegos de Sídney 2000.
La carrera futbolística de Ferrón tuvo su punto de origen y despeje en La Masía, la prolífica cantera del Barcelona. A los 17 años comenzó a jugar en el Barcelona C y dos años después ya era uno de los puntales del segundo equipo azulgrana que logró el ascenso a Segunda División en 1998, donde compartió vestuario con los Xavi, Puyol y Gabri entre otros. Al año siguiente se estrenó en la división de plata, jugó todos los encuentros y fue titular en 30 ocasiones.
Sin embargo, el avance de Jordi Ferrón en el Barcelona se acabó en la temporada 98-99. Las puertas del primer equipo estaban cerradas para él y tuvo que salir de casa por primera vez en su carrera. Dio un salto cualitativo y se marchó al Rayo Vallecano de Primera División, aunque el Barcelona se aseguró de que el traspaso incluyera una cláusula de recompra durante los dos siguientes años.
Debutó en Primera División como franjirrojo el 22 de agosto de 1999, ante el Atlético de Madrid en el Vicente Calderón, y anotó el segundo gol del triunfo vallecano. Comenzó la temporada como futbolista fijo en los onces iniciales de Juande Ramos, pero durante la segunda mitad de la temporada sus apariciones como titular fueron más esporádicas. Aún así mostró un buen nivel en su estreno en la élite, jugó 42 encuentros, 26 de ellos como titular, y anotó 7 goles.
Esa temporada se estrenó también con la selección española sub 21 y en junio disputó el Europeo U21 en el que España logró el bronce y el billete a los Juegos Olímpicos. Ferrón tuvo un papel clave en el partido por la tercera medalla, pues anotó el gol que le dio la victoria a la selección española. Tres meses después, Iñaki Sáez le convocó para disputar los Juegos de Sídney. Allí cumplió la función de revulsivo, jugando por delante del lateral, y tuvo minutos en todos los encuentros excepto el de cuartos contra Italia.
Con la medalla de plata en su poder, Jordi Ferrón se incorporó al Real Zaragoza, club por el que había fichado ya en junio. El club maño pagó 325 millones de pesetas al Barcelona, que previamente había abonado la cláusula de recompra al Rayo, para hacerse con los servicios del lateral catalán. Pero Jordi no logró convertirse en titular y de los 26 encuentros en los que participó sólo fue titular en seis ocasiones. No todo fue amargo, pues a final de temporada pudo participar como titular en las semifinales de la Copa del Rey, trofeo que acabaría ganando el conjunto maño.
En el curso 01-02 debutó en la Copa de la UEFA con el Zaragoza, pero siguió teniendo una participación intermitente, por lo que en el mercado de invierno se marchó al Rayo Vallecano en calidad de cedido. Allí recuperó la titularidad y jugó 17 partidos, 15 desde el inicio. Regresó al Zaragoza, que acababa de descender a Segunda, con el firme objetivo de ganarse un puesto en las alineaciones y ayudar al equipo a regresar a Primera.
En la campaña 02-03 fue uno de los pilares maestros del cuadro maño. Disputó 33 encuentros, sólo uno como suplente, y a final de temporada celebró el retorno del Zaragoza a la élite del fútbol español. Pero entonce se encontró con que no iba a tener premio por ascender, Paco Flores apenas le dio minutos y Víctor Muñoz, que llegó al banquillo a mitad de temporada, tampoco contó con él. Aún así pudo añadir una nueva Copa del Rey a su palmarés.
Ferrón abandonó la capital aragonesa al terminar su vinculación con el Zaragoza y se trasladó a Castilla La Mancha para jugar en el Albacete. Su primer año en el equipo manchego fue negro, no jugó (no entraba en los planes de ninguno de los dos entrenadores que tuvo) y el equipo sufrió el descenso a Segunda División. Pero aquello resultó positivo para Jordi Ferrón, pues en la división de plata se convirtió en una de las referencias del Alba. Estuvo tres temporadas más en Albacete, en las que disputó 97 encuentros y anoto tres goles.
En el verano de 2008 se marchó al Badalona, equipo de su ciudad, que jugaba en Segunda División B. Desde el primer día fue uno de los indiscutibles en el equipo catalán y rindió a un gran nivel durante seis temporadas consecutivas. Acumuló un total de 187 partidos, 149 de ellos como titular. Pero al término del curso 13-14 se encontró con que el Badalona no contaba con él. Se marchó entonces a la Unió Esportiva Cabrera, de la Tercera División catalana y desde entonces actúa como jugador-entrenador.
La carrera futbolística de Ferrón tuvo su punto de origen y despeje en La Masía, la prolífica cantera del Barcelona. A los 17 años comenzó a jugar en el Barcelona C y dos años después ya era uno de los puntales del segundo equipo azulgrana que logró el ascenso a Segunda División en 1998, donde compartió vestuario con los Xavi, Puyol y Gabri entre otros. Al año siguiente se estrenó en la división de plata, jugó todos los encuentros y fue titular en 30 ocasiones.
Sin embargo, el avance de Jordi Ferrón en el Barcelona se acabó en la temporada 98-99. Las puertas del primer equipo estaban cerradas para él y tuvo que salir de casa por primera vez en su carrera. Dio un salto cualitativo y se marchó al Rayo Vallecano de Primera División, aunque el Barcelona se aseguró de que el traspaso incluyera una cláusula de recompra durante los dos siguientes años.
Debutó en Primera División como franjirrojo el 22 de agosto de 1999, ante el Atlético de Madrid en el Vicente Calderón, y anotó el segundo gol del triunfo vallecano. Comenzó la temporada como futbolista fijo en los onces iniciales de Juande Ramos, pero durante la segunda mitad de la temporada sus apariciones como titular fueron más esporádicas. Aún así mostró un buen nivel en su estreno en la élite, jugó 42 encuentros, 26 de ellos como titular, y anotó 7 goles.
Esa temporada se estrenó también con la selección española sub 21 y en junio disputó el Europeo U21 en el que España logró el bronce y el billete a los Juegos Olímpicos. Ferrón tuvo un papel clave en el partido por la tercera medalla, pues anotó el gol que le dio la victoria a la selección española. Tres meses después, Iñaki Sáez le convocó para disputar los Juegos de Sídney. Allí cumplió la función de revulsivo, jugando por delante del lateral, y tuvo minutos en todos los encuentros excepto el de cuartos contra Italia.
Con la medalla de plata en su poder, Jordi Ferrón se incorporó al Real Zaragoza, club por el que había fichado ya en junio. El club maño pagó 325 millones de pesetas al Barcelona, que previamente había abonado la cláusula de recompra al Rayo, para hacerse con los servicios del lateral catalán. Pero Jordi no logró convertirse en titular y de los 26 encuentros en los que participó sólo fue titular en seis ocasiones. No todo fue amargo, pues a final de temporada pudo participar como titular en las semifinales de la Copa del Rey, trofeo que acabaría ganando el conjunto maño.
En el curso 01-02 debutó en la Copa de la UEFA con el Zaragoza, pero siguió teniendo una participación intermitente, por lo que en el mercado de invierno se marchó al Rayo Vallecano en calidad de cedido. Allí recuperó la titularidad y jugó 17 partidos, 15 desde el inicio. Regresó al Zaragoza, que acababa de descender a Segunda, con el firme objetivo de ganarse un puesto en las alineaciones y ayudar al equipo a regresar a Primera.
En la campaña 02-03 fue uno de los pilares maestros del cuadro maño. Disputó 33 encuentros, sólo uno como suplente, y a final de temporada celebró el retorno del Zaragoza a la élite del fútbol español. Pero entonce se encontró con que no iba a tener premio por ascender, Paco Flores apenas le dio minutos y Víctor Muñoz, que llegó al banquillo a mitad de temporada, tampoco contó con él. Aún así pudo añadir una nueva Copa del Rey a su palmarés.
Ferrón abandonó la capital aragonesa al terminar su vinculación con el Zaragoza y se trasladó a Castilla La Mancha para jugar en el Albacete. Su primer año en el equipo manchego fue negro, no jugó (no entraba en los planes de ninguno de los dos entrenadores que tuvo) y el equipo sufrió el descenso a Segunda División. Pero aquello resultó positivo para Jordi Ferrón, pues en la división de plata se convirtió en una de las referencias del Alba. Estuvo tres temporadas más en Albacete, en las que disputó 97 encuentros y anoto tres goles.
En el verano de 2008 se marchó al Badalona, equipo de su ciudad, que jugaba en Segunda División B. Desde el primer día fue uno de los indiscutibles en el equipo catalán y rindió a un gran nivel durante seis temporadas consecutivas. Acumuló un total de 187 partidos, 149 de ellos como titular. Pero al término del curso 13-14 se encontró con que el Badalona no contaba con él. Se marchó entonces a la Unió Esportiva Cabrera, de la Tercera División catalana y desde entonces actúa como jugador-entrenador.