Patricio, el primero de la clase
Patricio Arabolaza Aramburu llegó al mundo en Irún un 17 de marzo de 1893. Jugaba como delantero y escribió la primera página de la historia goleadora de la selección española.
Patricio comenzó a jugar al fútbol en su Irún natal y en 1909 se incorporó al Racing Club de Irún, fundado un año antes. En 1913 el conjunto irundarra logró su único título tras derrotar al Athletic de Bilbao en la final del Campeonato de España (Copa del Rey). En partido finalizó con empate a dos goles (uno de ellos obra de Patricio) y después de disputar una prórroga de 30 minutos sin que el marcador experimentara ningún cambio, se decidió celebrar un partido de desempate que ganó el Racing de Irún por 1-0. Patricio fue titular los dos encuentros en el ataque irundarra y, como curiosidad, lo hizo junto a su hermano Ignacio Arabolaza.
En 1915 el Racing Club de Irún se fusionó con el otro club de la ciudad, el Irún Sporting Club, al que el rey Alfonso XIII concedió el título de Real. Así nació el Real Unión de Irún. Patricio se integró al nuevo club y defendió su escudo durante siete temporadas. Con el Real Unión consiguió un Campeonato del Norte (1918) y tres Campeonatos de Guipúzcoa (1920, 1921 y 1922). Además, en 1918, logró una nueva Copa del Rey. El Real Unión derrotó al Real Madrid en la final (2-0) con Patricio y su futuro compañero de selección Eguiazábal como titulares.
En los Juegos Olímpicos de Amberes de 1920 Patricio hizo historia por partida doble. Formó parte del primer once de la selección española y se convirtió en el primer goleador de la Roja al marcar el 1-0 ante Dinamarca. Fue titular ante Bélgica y Secia, descansó frente a Italia, y volvió a la delantera en la final contra Holanda. El 7 de octubre de 1921 jugó su quinto y último partido con la selección, en San Mamés y ante Bélgica.
En 1922, Real Unión de Irún y FC Barcelona disputaban la final de la Copa del Rey Alfonso XIII. El equipo catalán vencía por tres goles a uno- tanto irundarra logrado por Patricio- cuando el delantero irundarra fue derribado en el área por el defensa culé Martínez Surroca, que le agarró literalmente por los pies. Patricio, de sangre caliente, se enzarzó con el jugador azulgrana y se produjo una tangana que acabó con el público invadiendo el terreno de juego. El partido estuvo paralizado hasta que los ánimos se apaciguaron y el Real Unión, que se había retirado al vestuario ante la negativa del árbitro de expulsar al defensa catalán, retornó al campo. El juego se reanudó y el Barça amplió su victoria hasta el 5-1 final.
La Federación española tomó cartas en el asunto y, un mes después, comunicó las sanciones al Real Unión: 500 pesetas de multa para el club y un año de inhabilitación para Patricio, René Petit, Gamborena y Zabala. Aquello enfureció a buena parte de la prensa y Don Sincero llegó a escribir en el diario Madrid Sport: "Por un poco más debían haber descalificado a todo el equipo y ordenar el cierre del club; de esta manera, hubieran conseguido matar de una vez el fútbol en Irún, que es a lo que parece se tiende". Sin embargo, el FC Barcelona solicitó a la Federación que sus compañeros del Real Unión no fueran sancionados, un gesto a destacar, y así debió suceder, pues Patricio volvió a jugar con el equipo vizcaíno al comienzo de la temporada 1922-1923, su última campaña como futbolista en activo.
En el mes de mayo de 1923 se celebró en el campo donostiarra de Atocha un partido- homenaje para Patricio entre la Real Sociedad y el Real Unión de Irún. Escribía Baldomero Martínez Daguerre, en Madrid Sport: "La retirada del gran Patri no podía ser vulgar. Por su historia- unida íntimamente al progreso futbolístico nacional-, por su honradez, sus virtudes había que darle un carácter de acontecimiento". Y continúa: "Mientras Patricio ha jugado, no ha tenido rival; sus condiciones para el más difícil puesto del equipo eran completas: acometividad, penetración, distribución de juego, dribblings, potente shoot y remate de cabeza formidable; en una palabra, poseía todas las cualidades indispensables. El hueco que deja será difícil, dificilísimo en cubrirlo (...)".
Patricio fue un goleador nato. Las crónicas de la época están repletas de goles firmados por él; aunque no haya llegado hasto nosotros la cifra exacta de tantos anotados, a buen seguro figura entre los mejores de los años 10 y 20. Sí sabemos, por ejemplo, que finalizó la temporada 21-22 con 23 goles en su cuenta particular. Zabala y Azurza le seguían en la lista con 13 tantos, lo que evidencia el olfato goleador del genial Patricio. Sólo dos defectos tenía, según la opinión de Jimmy Sanson en el diario Madrid Sport: "Debe desterrar el individualismo y el abrirse paso con los codos".
En la temporada 1918-1919 Patricio retrasó su posición el algunos encuentros para jugar como mediocentro, pero enseguida se vio que su lugar estaba en la delantera. Firmaba Adriá en Madrid Sport un 9 de enero de 1919: "Patricio, de medio centro, no me gusta nada, y entiendo que la Real sufre una equivocación con ello. Patricio es y será siempre el arrollador y temible centro delantero y nunca un sereno repartidor desde los medios y retrocedor. Patricio no sabe retroceder, es demasiado codicioso, es demasiado voluntarioso para perder terreno, necesita andar, avanzar y arrollar, éste y no otro es el juego que le ha dado y creo continuará dándole nombre en la afición española".
Patricio comenzó a jugar al fútbol en su Irún natal y en 1909 se incorporó al Racing Club de Irún, fundado un año antes. En 1913 el conjunto irundarra logró su único título tras derrotar al Athletic de Bilbao en la final del Campeonato de España (Copa del Rey). En partido finalizó con empate a dos goles (uno de ellos obra de Patricio) y después de disputar una prórroga de 30 minutos sin que el marcador experimentara ningún cambio, se decidió celebrar un partido de desempate que ganó el Racing de Irún por 1-0. Patricio fue titular los dos encuentros en el ataque irundarra y, como curiosidad, lo hizo junto a su hermano Ignacio Arabolaza.
En 1915 el Racing Club de Irún se fusionó con el otro club de la ciudad, el Irún Sporting Club, al que el rey Alfonso XIII concedió el título de Real. Así nació el Real Unión de Irún. Patricio se integró al nuevo club y defendió su escudo durante siete temporadas. Con el Real Unión consiguió un Campeonato del Norte (1918) y tres Campeonatos de Guipúzcoa (1920, 1921 y 1922). Además, en 1918, logró una nueva Copa del Rey. El Real Unión derrotó al Real Madrid en la final (2-0) con Patricio y su futuro compañero de selección Eguiazábal como titulares.
En los Juegos Olímpicos de Amberes de 1920 Patricio hizo historia por partida doble. Formó parte del primer once de la selección española y se convirtió en el primer goleador de la Roja al marcar el 1-0 ante Dinamarca. Fue titular ante Bélgica y Secia, descansó frente a Italia, y volvió a la delantera en la final contra Holanda. El 7 de octubre de 1921 jugó su quinto y último partido con la selección, en San Mamés y ante Bélgica.
En 1922, Real Unión de Irún y FC Barcelona disputaban la final de la Copa del Rey Alfonso XIII. El equipo catalán vencía por tres goles a uno- tanto irundarra logrado por Patricio- cuando el delantero irundarra fue derribado en el área por el defensa culé Martínez Surroca, que le agarró literalmente por los pies. Patricio, de sangre caliente, se enzarzó con el jugador azulgrana y se produjo una tangana que acabó con el público invadiendo el terreno de juego. El partido estuvo paralizado hasta que los ánimos se apaciguaron y el Real Unión, que se había retirado al vestuario ante la negativa del árbitro de expulsar al defensa catalán, retornó al campo. El juego se reanudó y el Barça amplió su victoria hasta el 5-1 final.
La Federación española tomó cartas en el asunto y, un mes después, comunicó las sanciones al Real Unión: 500 pesetas de multa para el club y un año de inhabilitación para Patricio, René Petit, Gamborena y Zabala. Aquello enfureció a buena parte de la prensa y Don Sincero llegó a escribir en el diario Madrid Sport: "Por un poco más debían haber descalificado a todo el equipo y ordenar el cierre del club; de esta manera, hubieran conseguido matar de una vez el fútbol en Irún, que es a lo que parece se tiende". Sin embargo, el FC Barcelona solicitó a la Federación que sus compañeros del Real Unión no fueran sancionados, un gesto a destacar, y así debió suceder, pues Patricio volvió a jugar con el equipo vizcaíno al comienzo de la temporada 1922-1923, su última campaña como futbolista en activo.
En el mes de mayo de 1923 se celebró en el campo donostiarra de Atocha un partido- homenaje para Patricio entre la Real Sociedad y el Real Unión de Irún. Escribía Baldomero Martínez Daguerre, en Madrid Sport: "La retirada del gran Patri no podía ser vulgar. Por su historia- unida íntimamente al progreso futbolístico nacional-, por su honradez, sus virtudes había que darle un carácter de acontecimiento". Y continúa: "Mientras Patricio ha jugado, no ha tenido rival; sus condiciones para el más difícil puesto del equipo eran completas: acometividad, penetración, distribución de juego, dribblings, potente shoot y remate de cabeza formidable; en una palabra, poseía todas las cualidades indispensables. El hueco que deja será difícil, dificilísimo en cubrirlo (...)".
Patricio fue un goleador nato. Las crónicas de la época están repletas de goles firmados por él; aunque no haya llegado hasto nosotros la cifra exacta de tantos anotados, a buen seguro figura entre los mejores de los años 10 y 20. Sí sabemos, por ejemplo, que finalizó la temporada 21-22 con 23 goles en su cuenta particular. Zabala y Azurza le seguían en la lista con 13 tantos, lo que evidencia el olfato goleador del genial Patricio. Sólo dos defectos tenía, según la opinión de Jimmy Sanson en el diario Madrid Sport: "Debe desterrar el individualismo y el abrirse paso con los codos".
En la temporada 1918-1919 Patricio retrasó su posición el algunos encuentros para jugar como mediocentro, pero enseguida se vio que su lugar estaba en la delantera. Firmaba Adriá en Madrid Sport un 9 de enero de 1919: "Patricio, de medio centro, no me gusta nada, y entiendo que la Real sufre una equivocación con ello. Patricio es y será siempre el arrollador y temible centro delantero y nunca un sereno repartidor desde los medios y retrocedor. Patricio no sabe retroceder, es demasiado codicioso, es demasiado voluntarioso para perder terreno, necesita andar, avanzar y arrollar, éste y no otro es el juego que le ha dado y creo continuará dándole nombre en la afición española".
Curiosidades
En la década de los 50, los diarios Arribas y Marca crearon el Trofeo Patricio Arabolaza, que cada año premiaba al jugador que mejor personificaba la furia española. En el año 2002, Marca, de la mano de la firma Fedex, recuperó el trofeo con vistas al Mundial de Corea del Sur y Japón. Un premio que volvieron a conceder en 2004 con motivo de la Eurocopa de Portugal. En ambas ocasiones, el ganador fue Carles Puyol.
En 1914 se celebró un banquete en Irún que tenía como objetivo brindarle un homenaje a Patricio y "desagraviarle" de una campaña antideportiva, al parecer iniciada por cierto sector de la prensa guipuzcoana.
En la década de los 50, los diarios Arribas y Marca crearon el Trofeo Patricio Arabolaza, que cada año premiaba al jugador que mejor personificaba la furia española. En el año 2002, Marca, de la mano de la firma Fedex, recuperó el trofeo con vistas al Mundial de Corea del Sur y Japón. Un premio que volvieron a conceder en 2004 con motivo de la Eurocopa de Portugal. En ambas ocasiones, el ganador fue Carles Puyol.
En 1914 se celebró un banquete en Irún que tenía como objetivo brindarle un homenaje a Patricio y "desagraviarle" de una campaña antideportiva, al parecer iniciada por cierto sector de la prensa guipuzcoana.