Gabriel Vidal, el héroe del Mallorca
Gabriel Vidal Nova nació en Palma de Mallorca el 5 de octubre de 1969. Jugaba como atacante y podía adaptarse tanto a la posición de extremo como a la de mediapunta o incluso delantero. Explotó en el Mallorca y con 19 años se convirtió en uno de los artífices del ascenso a Primera División; sin embargo, le faltó la dosis de suerte para mantenerse en la élite del fútbol español. Su punto fuerte era su gran visión de juego que le permitía desatascar partidos en el momento idóneo. "Menudo de cuerpo, pero grande en inteligencia"; "modesto y sin un ápice de soberbia"; y "no es un jugador que busque el gol, sino que se entretiene en fabricarlos para sus compañeros" son alguas de las virtudes que destacó Javier Oleaga en Mundo Deportivo.
Vidal comenzó a practicar fútbol en las categorías inferiores del Club Deportivo CIDE de Palma. Siendo jugador juvenil ya mostraba un gran talento con el balón hasta el punto de que Real Madrid y Barcelona seguían sus pasos. Pero fue el Mallorca quien se quedó a Gabriel Vidal en la temporada 88-89 para jugar en el equipo filial.
En el Mallorca B rindió a un nivel sobresaliente y no tardó en recibir su premio en forma de incorporación al primer equipo. La llegada al banquillo de Lorenzo Serra Ferrer a mitad de temporada ejerció como trampolín para Vidal, pues fue el técnico balear le dio la oportunidad de debutar en Segunda División el 8 de enero de 1989, en un encuentro frente al Alzira.
Su irrupción en el primer equipo le valio la renovación por cinco temporadas con el conjunto bermellón, pero el gran momento de Vidal estaba aún por llegar. El Mallorca logró clasificarse para disputar la promoción de ascenso a Primera División ese año. En el partido de ida el rival del Mallorca, el Espanyol, venció por 1-0, pero los bermellones le dieron la vuelta al marcador en el Luis Sitjar. Miguel Ángel Nadal equilibró la eliminatoria y, al poco de comenzar la prórroga, el joven Gabriel Vidal anotó el gol de su vida, el tanto que devolvía al Mallorca a Primera División. Tras ese encuentro, el yugoslavo Zoran Vulic dijo de su compañero de equipo: "Gabriel es, y no lo digo con apasionamiento, el jugador del futuro. Tiene una extraordinaria calidad técnica. No tiene que envidiarle a nadie".
Debutó en Primera División con el Mallorca en la primera jornada de la temporada 89-90 ante Osasuna; disputó los últimos 27 minutos del choque. A la jornada siguiente se estrenó como titular en la categoría dorada del fútbol español, pero su participación a lo largo del curso fue irregular y generalmente reservada al papel de revulsivo. Jugó 19 partidos esa campaña, 7 como titular y sólo completó cinco.
Su situación no mejoró en la temporada 90-91, pues de los 18 partidos en que participó con el Mallorca fue titular únicamente en dos ocasiones y nunca disputó los 90 minutos de un choque. Un año después, Serra Ferrer le puso incluso en la lista de descartes del Mallorca, pero Vidal supo ganarse de nuevo su confianza y fue una pieza clave en el tramo final de la liga. Salió de inicio en 15 ocasiones desde la jornada 20 y terminó la liga con 1.893 minutos jugados. La gran participación de Vidal no ayudó a que el equipo escapara del descenso a Segunda División, pero le valió un billete a los Juegos Olímpicos.
Vicente Miera le incluyó en la lista de convocados para acudir a la cita olímpica en Barcelona junto a otro jugador bermellón, Chichi Soler. Pero apenas disfrutó de minutos en la competición. Se estrenó con el combinado olímpico en cuartos, ante Italia, y volvió a jugar los últimos minutos del partido frente a Ghana. La medalla de oro fue el único título de su carrera.
La experiencia olímpica dio impulso al joven Gabriel Vidal. De hecho el Espanyol trató de hacerse con sus servicios, pero el jugador mallorquín permaneció en la isla cuatro temporadas más. Alcanzó su mejor nivel de rendimiento y de confianza en la temporada 94-95, pues disputó 39 encuentros, fue titular en 28 ocasiones y anotó tres goles.
Pero su etapa en el Mallorca tocó a su fin al término del curso 95-96. Esa temporada pasaron tres técnicos por el banquillo bermellón: José Antonio Irulegui, Mané y Víctor Muñoz y sólo el primero confió en Gabriel Vidal. Después de verse relegado por enésima vez a jugar las segundas partes, el futbolista mallorquín decidió buscar nuevos retos.
Se marchó al Leganés, que también jugaba en Segunda División, pero en la Península las sensaciones no fueron mejores. Jugó dos temporadas en el equipo pepinero; participó en 48 partidos, aunque sólo fue titular en 23, y anotó un gol. En 1998 cambió Leganés por el Getafe, que militaba en Segunda División B.
En el club azul volvió a sentirse importante durante la temporada 98-99: Jugó 39 partidos, 33 de ellos como titular, marcó 9 goles, su mejor registro anotador y ayudó a lograr el ascenso a la división de plata del fútbol español. Vidal continuó en el Getafe dos campañas más y en todas ellos rindió a un gran nivel, aunque en el curso 00-01 el combinado madrileño acabó descendiendo a Segunda B.
Con 32 años, Vidal sentía que su etapa como futbolista no había terminado y se marchó al Ciudad de Murcia, que jugaba en la división de bronce. De Murcia se marchó a Granada para jugar en Tercera División con el Granada CF y regresó a Mallorca en 2003 para despedirse del fútbol en activo en el Atlético Baleares.
Tras colgar las botas, Gabriel Vidal se pasó a los banquillos. Ha sido seleccionador juvenil de Baleares y entrenador en las categorías inferiores del Mallorca.
Vidal comenzó a practicar fútbol en las categorías inferiores del Club Deportivo CIDE de Palma. Siendo jugador juvenil ya mostraba un gran talento con el balón hasta el punto de que Real Madrid y Barcelona seguían sus pasos. Pero fue el Mallorca quien se quedó a Gabriel Vidal en la temporada 88-89 para jugar en el equipo filial.
En el Mallorca B rindió a un nivel sobresaliente y no tardó en recibir su premio en forma de incorporación al primer equipo. La llegada al banquillo de Lorenzo Serra Ferrer a mitad de temporada ejerció como trampolín para Vidal, pues fue el técnico balear le dio la oportunidad de debutar en Segunda División el 8 de enero de 1989, en un encuentro frente al Alzira.
Su irrupción en el primer equipo le valio la renovación por cinco temporadas con el conjunto bermellón, pero el gran momento de Vidal estaba aún por llegar. El Mallorca logró clasificarse para disputar la promoción de ascenso a Primera División ese año. En el partido de ida el rival del Mallorca, el Espanyol, venció por 1-0, pero los bermellones le dieron la vuelta al marcador en el Luis Sitjar. Miguel Ángel Nadal equilibró la eliminatoria y, al poco de comenzar la prórroga, el joven Gabriel Vidal anotó el gol de su vida, el tanto que devolvía al Mallorca a Primera División. Tras ese encuentro, el yugoslavo Zoran Vulic dijo de su compañero de equipo: "Gabriel es, y no lo digo con apasionamiento, el jugador del futuro. Tiene una extraordinaria calidad técnica. No tiene que envidiarle a nadie".
Debutó en Primera División con el Mallorca en la primera jornada de la temporada 89-90 ante Osasuna; disputó los últimos 27 minutos del choque. A la jornada siguiente se estrenó como titular en la categoría dorada del fútbol español, pero su participación a lo largo del curso fue irregular y generalmente reservada al papel de revulsivo. Jugó 19 partidos esa campaña, 7 como titular y sólo completó cinco.
Su situación no mejoró en la temporada 90-91, pues de los 18 partidos en que participó con el Mallorca fue titular únicamente en dos ocasiones y nunca disputó los 90 minutos de un choque. Un año después, Serra Ferrer le puso incluso en la lista de descartes del Mallorca, pero Vidal supo ganarse de nuevo su confianza y fue una pieza clave en el tramo final de la liga. Salió de inicio en 15 ocasiones desde la jornada 20 y terminó la liga con 1.893 minutos jugados. La gran participación de Vidal no ayudó a que el equipo escapara del descenso a Segunda División, pero le valió un billete a los Juegos Olímpicos.
Vicente Miera le incluyó en la lista de convocados para acudir a la cita olímpica en Barcelona junto a otro jugador bermellón, Chichi Soler. Pero apenas disfrutó de minutos en la competición. Se estrenó con el combinado olímpico en cuartos, ante Italia, y volvió a jugar los últimos minutos del partido frente a Ghana. La medalla de oro fue el único título de su carrera.
La experiencia olímpica dio impulso al joven Gabriel Vidal. De hecho el Espanyol trató de hacerse con sus servicios, pero el jugador mallorquín permaneció en la isla cuatro temporadas más. Alcanzó su mejor nivel de rendimiento y de confianza en la temporada 94-95, pues disputó 39 encuentros, fue titular en 28 ocasiones y anotó tres goles.
Pero su etapa en el Mallorca tocó a su fin al término del curso 95-96. Esa temporada pasaron tres técnicos por el banquillo bermellón: José Antonio Irulegui, Mané y Víctor Muñoz y sólo el primero confió en Gabriel Vidal. Después de verse relegado por enésima vez a jugar las segundas partes, el futbolista mallorquín decidió buscar nuevos retos.
Se marchó al Leganés, que también jugaba en Segunda División, pero en la Península las sensaciones no fueron mejores. Jugó dos temporadas en el equipo pepinero; participó en 48 partidos, aunque sólo fue titular en 23, y anotó un gol. En 1998 cambió Leganés por el Getafe, que militaba en Segunda División B.
En el club azul volvió a sentirse importante durante la temporada 98-99: Jugó 39 partidos, 33 de ellos como titular, marcó 9 goles, su mejor registro anotador y ayudó a lograr el ascenso a la división de plata del fútbol español. Vidal continuó en el Getafe dos campañas más y en todas ellos rindió a un gran nivel, aunque en el curso 00-01 el combinado madrileño acabó descendiendo a Segunda B.
Con 32 años, Vidal sentía que su etapa como futbolista no había terminado y se marchó al Ciudad de Murcia, que jugaba en la división de bronce. De Murcia se marchó a Granada para jugar en Tercera División con el Granada CF y regresó a Mallorca en 2003 para despedirse del fútbol en activo en el Atlético Baleares.
Tras colgar las botas, Gabriel Vidal se pasó a los banquillos. Ha sido seleccionador juvenil de Baleares y entrenador en las categorías inferiores del Mallorca.