España e Italia se volvían a enfrentar en unos cuartos de final olímpicos 64 años después de que los transalpinos eliminar a la selección hispana en Ámsterdam 1928. Pero las dos escuadras que aquella tarde del 1 de agosto se midieron en el Luis Casanova era notablemente diferentes.
Tampoco el partido tuvo nada que ver con los que había vivido la selección hispana durante la fase de grupos. Ante Italia predominó el fútbol, el buen fútbol, pues ambos conjuntos mostraron su mejor repertorio para disfrute de los casi treinta mil espectadores que abarrotaron el estadio valenciano.
España quiso imponer su ritmo desde el comienzo y salió muy enchufada. Los jugadores hispanos se lanzaron en tromba contra el área de Antonioli y por un instante desconcertaron a los italianos, que no se esperaban semejante arranque por parte de los españoles. Un dominio que, a pesar de todo, se saldó sin oportunidades claras de gol.
El frenético ir y venir de la Roja, unido al calor bochornoso que hacía en Valencia, no tardó en hacer mella en los jugadores hispanos y se vieron obligados a reducir un par de marchas. El protagonismo pasó entonces a los italianos, que tuvieron su principal referencia en Albertini: "Se erigió en el amo del centro del campo y mandó precisos balones largos a Melli y Buso que crearon serios problemas", relata Jaume Nolla Durán en Mundo Deportivo.
Las tornas se habían cambiado y ahora era Italia quien manejaba los tiempos del encuentro. La chispa hispana se había extinguido tras el fulgor inicial, pero tras una pausa para recuperar el aliento, la selección española volvió a la carga en el último cuarto de hora del primer período.
En el minuto 38, los de Vicente Miera salieron de las arenas movedizas en que se habían estancado a golpe de calidad. Soler recuperó el cuero en la mitad de campo italiana y envió un pase entre líneas para Quico, que se plantó solo ante el guardameta de la azzurra.
Y el 19 de la selección mostró entonces una nueva delicatessen de su repertorio: "Esperó décimas de segundo, que parecieron horas, a que saliese Antonioli, se acercó tanto que el buen portero italiano tuvo que tirarse al suelo, entonces el gaditano picó el cuero con una exquisita técnica, mimándolo, dándole un beso de amor. Fue tan bello que a los aficionados al buen fútbol se nos pusieron los pelos como escarpias", describió José Manuel Cuéllar.
El tanto cayó como un cántaro de agua helada sobre los italianos y España recuperó su buen nivel. "Los de Miera jugaron con alegría y descaro, como en los anteriores encuentros, y hasta con preciosismo", cuenta la crónica de Mundo Deportivo, mas no lograron cerrar el encuentro.
El desgaste de ambas selecciones se hizo patente tras el paso por los vestuarios, pues el juego transcurrió a un tempo largo, más pausado y conservador. España apostó por ahorrar la escasa gasolina que le quedaba y emplearla en proteger la exigua ventaja en el marcador.
Italia apretó los dientes y echó el resto en los últimos compases del juego, obligando a los hispanos a redoblar sus esfuerzos. "Todos los de Miera se dejaron la piel para tapar huecos, apretaron los dientes, cerraron los espacios y neutralizaron a los italianos", detalló Nolla Durán. Aún así una jugada pudo trastocarlo todo, pues a Luzardi le anularon un gol en el minuto treinta y siete por un fuera de juego un tanto dudoso.
Puños cerrados y brazos al aire para soltar la tensión acumulada fue la reacción española cuando el árbitro señaló el final del encuentro. Los jugadores hispanos habían superado la histórica maldición de cuartos y resarcieron a aquella generación del 28 a la que Italia había dejado sin opciones de medalla.
"Fue una victoria de las que saben a gloria, de las que te hacen repasar en un feliz y placentero monólogo con la almohada cada jugada, cada lance, cada acción", expuso José Manuel Cuéllar, ante una Italia que "fue un equipazo desde el primer momento y manejó sus cartas con gran habilidad". El cronista de MD, Nolla Durán, firmó que "esta selección olímpica tiene algo que hace tiempo que no se veía por estos lares: ilusión y amor propio".
Ficha técnica
España: Toni; Soler, Juanma López, Abelardo, Solozábal, Lasa; Guardiola; Luis Enrique, Quico (Vidal, 85'), Berges; Alfonso.
Italia: Antonioli; Matrecano, Verga, Luzardi, Favalli; Baggio, Rocco (Rossini, 77'), Albertini, Marcolin; Melli (Muzzi, 77'), Buso.
Goles: 1-0 Quico (38').
Árbitro: Marcieu Rezende Freitas (Brasil). Amonestó a Alfonso y Berges, por España, y a Favalli, Melli, Muzzi y Albertini, por Italia. Además expulsó a Buso en el minuto 89.
Incidencias: Partido correspondiente a los cuartos de final del torneo olímpico, disputado en el estadio valenciano Luis Casanova ante 28.000 espectadores. Solozábal, por España, y Buso, por Italia, ejercieron como capitanes.
Vídeo con las mejores acciones del España- Italia
Tampoco el partido tuvo nada que ver con los que había vivido la selección hispana durante la fase de grupos. Ante Italia predominó el fútbol, el buen fútbol, pues ambos conjuntos mostraron su mejor repertorio para disfrute de los casi treinta mil espectadores que abarrotaron el estadio valenciano.
España quiso imponer su ritmo desde el comienzo y salió muy enchufada. Los jugadores hispanos se lanzaron en tromba contra el área de Antonioli y por un instante desconcertaron a los italianos, que no se esperaban semejante arranque por parte de los españoles. Un dominio que, a pesar de todo, se saldó sin oportunidades claras de gol.
El frenético ir y venir de la Roja, unido al calor bochornoso que hacía en Valencia, no tardó en hacer mella en los jugadores hispanos y se vieron obligados a reducir un par de marchas. El protagonismo pasó entonces a los italianos, que tuvieron su principal referencia en Albertini: "Se erigió en el amo del centro del campo y mandó precisos balones largos a Melli y Buso que crearon serios problemas", relata Jaume Nolla Durán en Mundo Deportivo.
Las tornas se habían cambiado y ahora era Italia quien manejaba los tiempos del encuentro. La chispa hispana se había extinguido tras el fulgor inicial, pero tras una pausa para recuperar el aliento, la selección española volvió a la carga en el último cuarto de hora del primer período.
En el minuto 38, los de Vicente Miera salieron de las arenas movedizas en que se habían estancado a golpe de calidad. Soler recuperó el cuero en la mitad de campo italiana y envió un pase entre líneas para Quico, que se plantó solo ante el guardameta de la azzurra.
Y el 19 de la selección mostró entonces una nueva delicatessen de su repertorio: "Esperó décimas de segundo, que parecieron horas, a que saliese Antonioli, se acercó tanto que el buen portero italiano tuvo que tirarse al suelo, entonces el gaditano picó el cuero con una exquisita técnica, mimándolo, dándole un beso de amor. Fue tan bello que a los aficionados al buen fútbol se nos pusieron los pelos como escarpias", describió José Manuel Cuéllar.
El tanto cayó como un cántaro de agua helada sobre los italianos y España recuperó su buen nivel. "Los de Miera jugaron con alegría y descaro, como en los anteriores encuentros, y hasta con preciosismo", cuenta la crónica de Mundo Deportivo, mas no lograron cerrar el encuentro.
El desgaste de ambas selecciones se hizo patente tras el paso por los vestuarios, pues el juego transcurrió a un tempo largo, más pausado y conservador. España apostó por ahorrar la escasa gasolina que le quedaba y emplearla en proteger la exigua ventaja en el marcador.
Italia apretó los dientes y echó el resto en los últimos compases del juego, obligando a los hispanos a redoblar sus esfuerzos. "Todos los de Miera se dejaron la piel para tapar huecos, apretaron los dientes, cerraron los espacios y neutralizaron a los italianos", detalló Nolla Durán. Aún así una jugada pudo trastocarlo todo, pues a Luzardi le anularon un gol en el minuto treinta y siete por un fuera de juego un tanto dudoso.
Puños cerrados y brazos al aire para soltar la tensión acumulada fue la reacción española cuando el árbitro señaló el final del encuentro. Los jugadores hispanos habían superado la histórica maldición de cuartos y resarcieron a aquella generación del 28 a la que Italia había dejado sin opciones de medalla.
"Fue una victoria de las que saben a gloria, de las que te hacen repasar en un feliz y placentero monólogo con la almohada cada jugada, cada lance, cada acción", expuso José Manuel Cuéllar, ante una Italia que "fue un equipazo desde el primer momento y manejó sus cartas con gran habilidad". El cronista de MD, Nolla Durán, firmó que "esta selección olímpica tiene algo que hace tiempo que no se veía por estos lares: ilusión y amor propio".
Ficha técnica
España: Toni; Soler, Juanma López, Abelardo, Solozábal, Lasa; Guardiola; Luis Enrique, Quico (Vidal, 85'), Berges; Alfonso.
Italia: Antonioli; Matrecano, Verga, Luzardi, Favalli; Baggio, Rocco (Rossini, 77'), Albertini, Marcolin; Melli (Muzzi, 77'), Buso.
Goles: 1-0 Quico (38').
Árbitro: Marcieu Rezende Freitas (Brasil). Amonestó a Alfonso y Berges, por España, y a Favalli, Melli, Muzzi y Albertini, por Italia. Además expulsó a Buso en el minuto 89.
Incidencias: Partido correspondiente a los cuartos de final del torneo olímpico, disputado en el estadio valenciano Luis Casanova ante 28.000 espectadores. Solozábal, por España, y Buso, por Italia, ejercieron como capitanes.
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