Vergara, el Torpedo al que desvió una lesión
Unai Vergara Díez-Caballero vino al mundo en la localidad vizcaína de Portugalete, el 20 de enero de 1977. Jugaba como defensa central y pasó por varios equipos de la liga española, aunque en Primera División sólo jugó con el Villarreal y el Albacete. Formó parte de la selección española que logró la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000 e incluso llegó a ser internacional absoluto. Ángel Iturriaga define a Vergara como un "defensa central zurdo de grandes condiciones físicas, muy bueno en el juego aéreo y que destacaba principalmente por su calidad para sacar el balón jugado desde atrás". Aunque una de sus mejores virtudes era la potencia con que sacaba los lanzamientos de falta, de ahí el apodo de Torpedo.
Siendo pequeño, Unai Vergara se trasladó con su familia a Catalunya, donde comenzó a practicar el fútbol en equipos como el CD Masnou o el Sant Andreu, con el que se estrenó en Segunda División B a los 19 años. De ahí pasó al UDA Gramanet, que también militaba en la división de bronce, y comenzó su explosión como defensa. Rindió a un gran nivel en las dos temporadas que jugó en el club barcelonés y sumó 71 partidos, todos ellos como titular, y ocho goles.
Su camino le llevó entonces a Segunda División de la mano del Mérida, que le fichó en la temporada 99-00. En el combinado romano confirmó las grandes cualidades que le habían confirmado como una interesante promesa del fútbol español. Jugó 46 partidos, anotó cuatro goles y se ganó el estreno con la selección española sub 21. Aunque no participó en el Europeo sub 21, Iñaki Sáez le incluyó en la lista de convocados para disputar los Juegos Olímpicos de Sídney.
En el torneo olímpico se estrenó como titular en el tercer partido de la fase de grupos ante Marruecos, disputó la segunda parte de los cuartos de final ante Italia y volvió a cumplir el papel de revulsivo en las semifinales frente a Estados Unidos. La medalla de plata de los Juegos Olímpicos, aunque supo a poco tras tener el oro al alcance, supuso el mayor éxito a nivel de títulos para Unai Vergara.
Tras la experiencia olímpica, el central se marchó al Villarreal de Primera División. Su fichaje por el Submarino amarillo se había firmado antes de la cita en Sídney el equipo castellonense desembolsó 300 millones de pesetas para hacerse con los servicios del prometedor defensa vasco. Debutó en la élite del fútbol español el 28 de octubre del 2000 ante Athletic de Bilbao y pronto se ganó un sitio en las alineaciones de Víctor Muñoz. Jugó 23 encuentros, veinte como titular, y anotó tres goles (todos de falta), hasta que un desgarro en el abductor le obligó a parar en el mes de marzo y acabó pasando por el quirófano.
Esa lesión significó un punto de inflexión en su carrera y el inicio del declive, pues no volvió a ser el mismo. Durante la temporada 01-02 conservó la confianza del técnico amarillo Víctor Muñoz y empezó jugando con asiduidad, pero en el tramo final de la temporada su participación fue más intermitente. Aún así acabó el curso con 28 partidos disputados y un gol. A la campaña siguiente, con Benito Floro en el banquillo del Submarino a partir de la tercera jornada, Unai Vergara lo tuvo muy difícil para desbancar a Ballesteros y Quique Álvarez del eje de la defensa y sólo jugó 22 partidos.
En la temporada 03-04 el Villarreal le ofreció salir cedido al Albacete para poder disfrutar de más minutos en la competición y Vergara no dudó en aceptar la oferta. Se marchó a tierras manchegas y comenzó la nueva etapa con buen pie. En la primera mitad de la temporada fue un titular habitual, pero después dejó de jugar por decisión técnica.
Unai decidió descender un escalón y en la temporada 04-05 se marchó al Elche de Segunda División, pero en el combinado franjiverde tampocó fue capaz de recuperar su mejor versión. Participó en 18 encuentros con la camiseta ilicitana y fue titular en diecisiete ocasiones. A la campaña siguiente decidió regresar a sus orígenes futbolísticos y fichó por el Lleida, que también jugaba en la división de plata. El resultado fue el mismo, jugó diecinueve partidos y no pudo ayudar a que el club ilerdense escapara del descenso a Segunda B.
El central vasco apostó por continuar un año más en el conjunto blau, aunque no tuvo mejor fortuna y únicamente jugó una decena de encuentros. Al término del curso 07-08 se marcho al Gavà barcelonés, también de la división de bronce. Fue el único equipo en el que pudo sentirse importante, pues jugó treinta y seis partidos y anotó tres goles. Sin embargo, al finalizar el curso comunicó su decisión de colgar las botas a pesar de tener sólo 31 años.
Tras dejar los terrenos de juego se ha pasado al ámbito de la representación de futbolistas. Es agente FIFA y trabaja para la empresa Promoesport de Barcelona.
Con la selección española
A los pocos meses de lograr la medalla de plata con España en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000 a Unai Vergara le llegó la oportunidad de debutar con el combinado absoluto. El 28 de febrero de 2001, en un amistoso ante Inglaterra, Unai disfrutó de sus primeros- y únicos- 90 minutos como internacional absoluto. Se convirtió así en el primer jugador del Villarreal que se estrenaba con la Roja. Pero la grave lesión que sufrió poco después frenó en su seco la gran proyección que se le intuía.
Siendo pequeño, Unai Vergara se trasladó con su familia a Catalunya, donde comenzó a practicar el fútbol en equipos como el CD Masnou o el Sant Andreu, con el que se estrenó en Segunda División B a los 19 años. De ahí pasó al UDA Gramanet, que también militaba en la división de bronce, y comenzó su explosión como defensa. Rindió a un gran nivel en las dos temporadas que jugó en el club barcelonés y sumó 71 partidos, todos ellos como titular, y ocho goles.
Su camino le llevó entonces a Segunda División de la mano del Mérida, que le fichó en la temporada 99-00. En el combinado romano confirmó las grandes cualidades que le habían confirmado como una interesante promesa del fútbol español. Jugó 46 partidos, anotó cuatro goles y se ganó el estreno con la selección española sub 21. Aunque no participó en el Europeo sub 21, Iñaki Sáez le incluyó en la lista de convocados para disputar los Juegos Olímpicos de Sídney.
En el torneo olímpico se estrenó como titular en el tercer partido de la fase de grupos ante Marruecos, disputó la segunda parte de los cuartos de final ante Italia y volvió a cumplir el papel de revulsivo en las semifinales frente a Estados Unidos. La medalla de plata de los Juegos Olímpicos, aunque supo a poco tras tener el oro al alcance, supuso el mayor éxito a nivel de títulos para Unai Vergara.
Tras la experiencia olímpica, el central se marchó al Villarreal de Primera División. Su fichaje por el Submarino amarillo se había firmado antes de la cita en Sídney el equipo castellonense desembolsó 300 millones de pesetas para hacerse con los servicios del prometedor defensa vasco. Debutó en la élite del fútbol español el 28 de octubre del 2000 ante Athletic de Bilbao y pronto se ganó un sitio en las alineaciones de Víctor Muñoz. Jugó 23 encuentros, veinte como titular, y anotó tres goles (todos de falta), hasta que un desgarro en el abductor le obligó a parar en el mes de marzo y acabó pasando por el quirófano.
Esa lesión significó un punto de inflexión en su carrera y el inicio del declive, pues no volvió a ser el mismo. Durante la temporada 01-02 conservó la confianza del técnico amarillo Víctor Muñoz y empezó jugando con asiduidad, pero en el tramo final de la temporada su participación fue más intermitente. Aún así acabó el curso con 28 partidos disputados y un gol. A la campaña siguiente, con Benito Floro en el banquillo del Submarino a partir de la tercera jornada, Unai Vergara lo tuvo muy difícil para desbancar a Ballesteros y Quique Álvarez del eje de la defensa y sólo jugó 22 partidos.
En la temporada 03-04 el Villarreal le ofreció salir cedido al Albacete para poder disfrutar de más minutos en la competición y Vergara no dudó en aceptar la oferta. Se marchó a tierras manchegas y comenzó la nueva etapa con buen pie. En la primera mitad de la temporada fue un titular habitual, pero después dejó de jugar por decisión técnica.
Unai decidió descender un escalón y en la temporada 04-05 se marchó al Elche de Segunda División, pero en el combinado franjiverde tampocó fue capaz de recuperar su mejor versión. Participó en 18 encuentros con la camiseta ilicitana y fue titular en diecisiete ocasiones. A la campaña siguiente decidió regresar a sus orígenes futbolísticos y fichó por el Lleida, que también jugaba en la división de plata. El resultado fue el mismo, jugó diecinueve partidos y no pudo ayudar a que el club ilerdense escapara del descenso a Segunda B.
El central vasco apostó por continuar un año más en el conjunto blau, aunque no tuvo mejor fortuna y únicamente jugó una decena de encuentros. Al término del curso 07-08 se marcho al Gavà barcelonés, también de la división de bronce. Fue el único equipo en el que pudo sentirse importante, pues jugó treinta y seis partidos y anotó tres goles. Sin embargo, al finalizar el curso comunicó su decisión de colgar las botas a pesar de tener sólo 31 años.
Tras dejar los terrenos de juego se ha pasado al ámbito de la representación de futbolistas. Es agente FIFA y trabaja para la empresa Promoesport de Barcelona.
Con la selección española
A los pocos meses de lograr la medalla de plata con España en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000 a Unai Vergara le llegó la oportunidad de debutar con el combinado absoluto. El 28 de febrero de 2001, en un amistoso ante Inglaterra, Unai disfrutó de sus primeros- y únicos- 90 minutos como internacional absoluto. Se convirtió así en el primer jugador del Villarreal que se estrenaba con la Roja. Pero la grave lesión que sufrió poco después frenó en su seco la gran proyección que se le intuía.