Luis Enrique, el todoterreno de Mareo
Luis Enrique Martínez García, conocido en el fútbol como Luis Enrique o Lucho, vino al mundo en Gijón el 8 de mayo de 1970. Fue uno de los grandes jugadores que dio la cantera de fútbol de Mareo, en Gijón, y destacó por ser un futbolista polivalente, que se podía adaptar a prácticamente cualquier demarcación. Jugó en el Sporting de Gijón, el Real Madrid y el Fútbol Club Barcelona y, entre otros muchos títulos, en su palmarés luce la medalla de oro conquistada en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92.
Ángel Iturriaga define a Luis Enrique en el Diccionario de jugadores de la Selección española de fútbol como "un futbolista capaz de ocupar todas las posiciones sobre el campo excepto defensa central y portero. En todas ellas rendía a satisfacción gracias a su personalidad, exhuberante físico y compromiso sin límite, aunque la posición en la que mejor se desenvolvía era la de mediapunta; era perfecta para él ya que compaginaba trabajo y despliegue defensivo como una extraordinaria llegada a gol. Tenía un gran disparo a portería, pero sobre todo sabía manejar los tiempos para entrar en el área en el momento preciso".
Luis Enrique comenzó a jugar al fútbol en el colegio y con once años entró en la Escuela de Fútbol de Mareo. No lo tuvo fácil para abrirse paso en las categorías inferiores del club rojiblanco, de hecho tuvo que pasar cuatro años exiliado en el Club Deportivo La Braña, también de Gijón, antes de convencer a los técnicos de Mareo de que su sitio estaba en el Sporting. Con dieciocho años retornó al club rojiblanco para incorporarse al equipo filial, que no tardó en quedársele pequeño.
Jesús Aranguren, entrenador del Sporting, hizo debutar a Luis Enrique con el primer equipo el 24 de septiembre de 1989 en El Molinón y ante el CD Málaga. Luis Enrique no tuvo más minutos en Primera División ese año, pero en la campaña 90-91, con Ciriaco Cano en el banquillo, se convirtió en una pieza básica del esquema rojiblanco. El gijonés se estrenó como profesional con unos números excelentes: participó en 35 partidos, fue titular en 27 ocasiones y anotó 14 goles- uno de ellos sirvió para romper el famoso récord de imbatibilidad de Abel Resino. En la jornada 37, ante el Espanyol, logró su primer hat- trick en la élite del fútbol español.
El potencial de Luis Enrique no había explotado del todo pero los grandes clubes de España ya se lo disputaban. En el verano de 1991 Barcelona y Madrid pugnaron por hacerse con los servicios del prometedor atacante asturiano y fue finalmente el equipo blanco quien lo logró tras abonar los 250 millones de pesetas de su clásula de rescisión.
Debutó con el conjunto de la capital el 31 de agosto ante el Cádiz en el Santiago Bernabéu, aunque encontrar su sitio fue complicado. En el Sporting había triunfado como delantero, pero esa posición en el Real Madrid estaba reservada a Butragueño, así que se quedó como segundo punta. Pero distó mucho de mostrar el nivel de su último año en Gijón. Jugó 35 partidos, sólo 20 de ellos como titular, y marcó cuatro goles.
A pesar de ello, Vicente Miera lo convocó para disputar los Juegos Olímpicos de Barcelona en el verano de 1992, pues lo consideraba un jugador fundamental. Luis Enrique recuperó las buenas sensaciones con la selección española, fue titular en todos los partidos, jugó todos los minutos, marcó un golazo de falta en el debut contra Colombia y dio dos asistencias. La medalla de oro era el primer título que sumaba a su palmarés, aunque no tardarían en llegar más.
Durante las cuatro siguientes temporadas, Luis Enrique logró hacerse el deseado hueco en el Real Madrid a base de trabajo, sacrificio y la capacidad para adaptarse a la demarcación que el técnico de turno considerase oportuna: Delantero, mediapunta, interior e incluso lateral en la etapa de Benito Floro. Fue el jugador comodín de aquel Real Madrid que pasaba por una época de vacas flacas.
Pero el contrato que había firmado en el verano de 1991 llegó a su fin en 1996 y el equipo blanco decidió no renovar a Luis Enrique. Se despidió del Real Madrid tras cinco temporadas, 197 partidos, 16 goles y tres títulos, una Copa del Rey, una Supercopa de España y una Liga. Fue entonces cuando Lucho puso rumbo a un equipo que ya le había tanteado cuando aún era juvenil: el Fútbol Club Barcelona.
Con 17 años Luis Enrique realizó una prueba para tratar de acceder a las categorías inferiores del equipo culé, pero no tuvo su mejor día y le rechazaron sin miramientos. Casi una década después, el polivalente jugador gijonés se sacó esa espina al incorporarse a la disciplina azulgrana. El cambio de aires no pudo sentarle mejor, nada más aterrizar en Can Barça recuperó el olfato goleador y la proyección ofensiva que le habían catapultado al escenario de Primera División.
En su primer curso como futbolista culé, Luis Enrique jugó 51 partidos, 50 como titular, anotó 18 goles, su mejor registro en cinco años, y conquistó tres nuevos títulos: una Supercopa de España, una Recopa y una Copa del Rey. La llegada de Louis Van Gaal al banquillo azulgrana en el verano de 1997 no alteró la situación de Lucho, pues siguió formando parte de la columna vertebral del Barça. En la temporada 97-98 volvió a batir su récord goleador y consiguió 25 tantos en los 47 encuentros que disputó.
Luis Enrique rindió a un nivel sobresaliente con la camiseta azulgrana y, aunque en los últimos años participó menos de lo deseado, siempre demostró ser un jugador comprometido y sacrificado. El 16 de mayo de 2004 en el Camp Nou y ante el Racing de Santander, Luis Enrique se despidió del Fútbol Club Barcelona y del fútbol en activo. Frank Rijkaard le alineó como titular y le sustituyó en el minuto 59, momento en que todo el estadio se puso en pie y le brindó una sonora ovación. Atrás quedaban ocho temporadas como jugador azulgrana, 300 partidos, 108 goles y siete títulos.
En el año 2004, Luis Enrique fue incluido en el FIFA 100, un libro que reunía a los mejores jugadores vivos del siglo XX según Pelé, junto a otros dos españoles: Butragueño y Raúl González.
Con la selección española
Luis Enrique se estrenó como internacional absoluto el 17 de abril de 1991 ante Rumanía, pero su irrupción definitiva en la selección llegó tras los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. Desde 1993 hasta el año 2002 fue uno de los puntales del combinado nacional y acudió a los Mundiales de Estados Unidos (1994), Francia (1998) y Corea del Sur y Japón (2002).
En la Copa del Mundo del 94 Luis Enrique protagonizó una de las jugadas más polémicas y archiconocidas de la historia de la selección española. En el partido de cuartos frente a Italia, Mauro Tassotti le propinó un codazo en el área a Lucho que le fracturó la nariz, aunque lo peor de la jugada es que el claro penalti nunca fue señalado. La imagen del jugador asturiano sangrando y protestando al colegiado del encuentro dio la vuelta al mundo.
El todocampista gijonés fue internacional en 62 ocasiones y anotó 12 goles con la selección. Jugó su último encuentro con la Roja el 22 de junio de 2002 ante Corea del Sur, el encuentro que supuso la eliminación española del Mundial en cuartos de final tras una agónica tanda de penaltis.
Ángel Iturriaga define a Luis Enrique en el Diccionario de jugadores de la Selección española de fútbol como "un futbolista capaz de ocupar todas las posiciones sobre el campo excepto defensa central y portero. En todas ellas rendía a satisfacción gracias a su personalidad, exhuberante físico y compromiso sin límite, aunque la posición en la que mejor se desenvolvía era la de mediapunta; era perfecta para él ya que compaginaba trabajo y despliegue defensivo como una extraordinaria llegada a gol. Tenía un gran disparo a portería, pero sobre todo sabía manejar los tiempos para entrar en el área en el momento preciso".
Luis Enrique comenzó a jugar al fútbol en el colegio y con once años entró en la Escuela de Fútbol de Mareo. No lo tuvo fácil para abrirse paso en las categorías inferiores del club rojiblanco, de hecho tuvo que pasar cuatro años exiliado en el Club Deportivo La Braña, también de Gijón, antes de convencer a los técnicos de Mareo de que su sitio estaba en el Sporting. Con dieciocho años retornó al club rojiblanco para incorporarse al equipo filial, que no tardó en quedársele pequeño.
Jesús Aranguren, entrenador del Sporting, hizo debutar a Luis Enrique con el primer equipo el 24 de septiembre de 1989 en El Molinón y ante el CD Málaga. Luis Enrique no tuvo más minutos en Primera División ese año, pero en la campaña 90-91, con Ciriaco Cano en el banquillo, se convirtió en una pieza básica del esquema rojiblanco. El gijonés se estrenó como profesional con unos números excelentes: participó en 35 partidos, fue titular en 27 ocasiones y anotó 14 goles- uno de ellos sirvió para romper el famoso récord de imbatibilidad de Abel Resino. En la jornada 37, ante el Espanyol, logró su primer hat- trick en la élite del fútbol español.
El potencial de Luis Enrique no había explotado del todo pero los grandes clubes de España ya se lo disputaban. En el verano de 1991 Barcelona y Madrid pugnaron por hacerse con los servicios del prometedor atacante asturiano y fue finalmente el equipo blanco quien lo logró tras abonar los 250 millones de pesetas de su clásula de rescisión.
Debutó con el conjunto de la capital el 31 de agosto ante el Cádiz en el Santiago Bernabéu, aunque encontrar su sitio fue complicado. En el Sporting había triunfado como delantero, pero esa posición en el Real Madrid estaba reservada a Butragueño, así que se quedó como segundo punta. Pero distó mucho de mostrar el nivel de su último año en Gijón. Jugó 35 partidos, sólo 20 de ellos como titular, y marcó cuatro goles.
A pesar de ello, Vicente Miera lo convocó para disputar los Juegos Olímpicos de Barcelona en el verano de 1992, pues lo consideraba un jugador fundamental. Luis Enrique recuperó las buenas sensaciones con la selección española, fue titular en todos los partidos, jugó todos los minutos, marcó un golazo de falta en el debut contra Colombia y dio dos asistencias. La medalla de oro era el primer título que sumaba a su palmarés, aunque no tardarían en llegar más.
Durante las cuatro siguientes temporadas, Luis Enrique logró hacerse el deseado hueco en el Real Madrid a base de trabajo, sacrificio y la capacidad para adaptarse a la demarcación que el técnico de turno considerase oportuna: Delantero, mediapunta, interior e incluso lateral en la etapa de Benito Floro. Fue el jugador comodín de aquel Real Madrid que pasaba por una época de vacas flacas.
Pero el contrato que había firmado en el verano de 1991 llegó a su fin en 1996 y el equipo blanco decidió no renovar a Luis Enrique. Se despidió del Real Madrid tras cinco temporadas, 197 partidos, 16 goles y tres títulos, una Copa del Rey, una Supercopa de España y una Liga. Fue entonces cuando Lucho puso rumbo a un equipo que ya le había tanteado cuando aún era juvenil: el Fútbol Club Barcelona.
Con 17 años Luis Enrique realizó una prueba para tratar de acceder a las categorías inferiores del equipo culé, pero no tuvo su mejor día y le rechazaron sin miramientos. Casi una década después, el polivalente jugador gijonés se sacó esa espina al incorporarse a la disciplina azulgrana. El cambio de aires no pudo sentarle mejor, nada más aterrizar en Can Barça recuperó el olfato goleador y la proyección ofensiva que le habían catapultado al escenario de Primera División.
En su primer curso como futbolista culé, Luis Enrique jugó 51 partidos, 50 como titular, anotó 18 goles, su mejor registro en cinco años, y conquistó tres nuevos títulos: una Supercopa de España, una Recopa y una Copa del Rey. La llegada de Louis Van Gaal al banquillo azulgrana en el verano de 1997 no alteró la situación de Lucho, pues siguió formando parte de la columna vertebral del Barça. En la temporada 97-98 volvió a batir su récord goleador y consiguió 25 tantos en los 47 encuentros que disputó.
Luis Enrique rindió a un nivel sobresaliente con la camiseta azulgrana y, aunque en los últimos años participó menos de lo deseado, siempre demostró ser un jugador comprometido y sacrificado. El 16 de mayo de 2004 en el Camp Nou y ante el Racing de Santander, Luis Enrique se despidió del Fútbol Club Barcelona y del fútbol en activo. Frank Rijkaard le alineó como titular y le sustituyó en el minuto 59, momento en que todo el estadio se puso en pie y le brindó una sonora ovación. Atrás quedaban ocho temporadas como jugador azulgrana, 300 partidos, 108 goles y siete títulos.
En el año 2004, Luis Enrique fue incluido en el FIFA 100, un libro que reunía a los mejores jugadores vivos del siglo XX según Pelé, junto a otros dos españoles: Butragueño y Raúl González.
Con la selección española
Luis Enrique se estrenó como internacional absoluto el 17 de abril de 1991 ante Rumanía, pero su irrupción definitiva en la selección llegó tras los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. Desde 1993 hasta el año 2002 fue uno de los puntales del combinado nacional y acudió a los Mundiales de Estados Unidos (1994), Francia (1998) y Corea del Sur y Japón (2002).
En la Copa del Mundo del 94 Luis Enrique protagonizó una de las jugadas más polémicas y archiconocidas de la historia de la selección española. En el partido de cuartos frente a Italia, Mauro Tassotti le propinó un codazo en el área a Lucho que le fracturó la nariz, aunque lo peor de la jugada es que el claro penalti nunca fue señalado. La imagen del jugador asturiano sangrando y protestando al colegiado del encuentro dio la vuelta al mundo.
El todocampista gijonés fue internacional en 62 ocasiones y anotó 12 goles con la selección. Jugó su último encuentro con la Roja el 22 de junio de 2002 ante Corea del Sur, el encuentro que supuso la eliminación española del Mundial en cuartos de final tras una agónica tanda de penaltis.
Como entrenador
Tras colgar las botas Luis Enrique se pasó a los banquillos. Se estrenó como técnico en el filial del Barcelona, al que llegó en el verano de 2008 para cubrir el hueco que había dejado Pep Guardiola. Sus primeros éxitos como entrenador del segundo equipo azulgrana no tardaron en llegar; en la temporada 09-10 logró el ascenso a Segunda División y, un año más tarde, el Barça Athlétic terminó el curso en la tercera posición, la mejor clasificación en su historia en la división de plata.
Ese verano Luis Enrique dio el salto a la primera división del fútbol italiano y desembarcó en el banquillo de la AS Roma, aunque las cosas no le salieron todo lo bien que hubiese querido. El conjunto romano no logró superar la primera ronda de clasificación para la Europa League y terminó la campaña en séptima posición, por lo que el club decidió que Luis Enrique no continuara como entrenador.
Tras un año sabático, Luis Enrique saltó de nuevo a la palestra en la temporada 13-14, cuando se hizo cargo del Celta de Vigo. El técnico asturiano firmó una notable campaña con el equipo gallego, que terminó la liga en octava posición, aunque no hubo posibilidad de seguir el Vigo. El Fútbol Club Barcelona le reclamó entonces para dirigir al primer equipo culé.
Lucho llegó a un Barcelona necesitado de un líder fuerte y carismático en el banquillo. Y, a pesar de las críticas iniciales y el pesimismo que rodeaba al club al inicio de la temporada, Luis Enrique demostró que era la persona idónea para el cargo. Con él en el banquillo, el combinado azulgrana recuperó el brillo de sus mejores años, esta vez con un fútbol más dinámico, y logró lo impensable, el triplete.
El Barcelona ganó la carrera al Real Madrid y se alzó con la Liga, dos semanas después superó al Athletic de Bilbao y levantó la Copa del Rey y puso el broche a la temporada con una emocionante victoria ante la Juventus que le proclamó campeón de la Champions League. Igual que Pep Guardiola- compañero en los Juegos Olímpicos, la selección y el Barcelona-, en la temporada 08-09, Luis Enrique hizo historia en el banquillo culé.
Tras colgar las botas Luis Enrique se pasó a los banquillos. Se estrenó como técnico en el filial del Barcelona, al que llegó en el verano de 2008 para cubrir el hueco que había dejado Pep Guardiola. Sus primeros éxitos como entrenador del segundo equipo azulgrana no tardaron en llegar; en la temporada 09-10 logró el ascenso a Segunda División y, un año más tarde, el Barça Athlétic terminó el curso en la tercera posición, la mejor clasificación en su historia en la división de plata.
Ese verano Luis Enrique dio el salto a la primera división del fútbol italiano y desembarcó en el banquillo de la AS Roma, aunque las cosas no le salieron todo lo bien que hubiese querido. El conjunto romano no logró superar la primera ronda de clasificación para la Europa League y terminó la campaña en séptima posición, por lo que el club decidió que Luis Enrique no continuara como entrenador.
Tras un año sabático, Luis Enrique saltó de nuevo a la palestra en la temporada 13-14, cuando se hizo cargo del Celta de Vigo. El técnico asturiano firmó una notable campaña con el equipo gallego, que terminó la liga en octava posición, aunque no hubo posibilidad de seguir el Vigo. El Fútbol Club Barcelona le reclamó entonces para dirigir al primer equipo culé.
Lucho llegó a un Barcelona necesitado de un líder fuerte y carismático en el banquillo. Y, a pesar de las críticas iniciales y el pesimismo que rodeaba al club al inicio de la temporada, Luis Enrique demostró que era la persona idónea para el cargo. Con él en el banquillo, el combinado azulgrana recuperó el brillo de sus mejores años, esta vez con un fútbol más dinámico, y logró lo impensable, el triplete.
El Barcelona ganó la carrera al Real Madrid y se alzó con la Liga, dos semanas después superó al Athletic de Bilbao y levantó la Copa del Rey y puso el broche a la temporada con una emocionante victoria ante la Juventus que le proclamó campeón de la Champions League. Igual que Pep Guardiola- compañero en los Juegos Olímpicos, la selección y el Barcelona-, en la temporada 08-09, Luis Enrique hizo historia en el banquillo culé.