Iván, el medallista olímpico de la familia Amaya
En casa de los Amaya pueden presumir de tener a dos centrales de Primera División. El menor, Antonio, milita en el Rayo Vallecano, e Iván, el mayor, ha jugado esta última campaña en el Puerta Bonita de Tercera División, aunque acumula a sus espaldas una trayectoria envidiable en el fútbol profesional, nacional e internacional. Nos detenemos en la trayectoria de Iván, internacional con la selección española sub 21 y medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000.
Iván Amaya Carazo nació en San Cristóbal de los Ángeles (Madrid) el 3 de septiembre de 1978. Comenzó a jugar al fútbol en su barrio y con 20 años el Rayo Vallecano le brindó la oportunidad de entrar a formar parte del fútbol profesional. En la temporada 98-99 debutó con el primer equipo franjirrojo en Segunda División, disputó trece encuentros y puso su granito de arena para que Vallecas volviera a disfrutar de la Primera División.
Se estrenó en la élite del fútbol español el 17 de octubre de 1999, en un partido frente al Alavés en Mendizorroza, pero tuvo que esperar al tramo final de la temporada para hacerse un hueco en el eje de la defensa vallecana. Desde la jornada 27 hasta el final de la campaña 99-00 Iván Amaya fue titular en todos los encuentros y jugó todos los minutos. El central madrileño había explotado como central y recibió su recompensa en forma de internacionalidad.
Esa temporada debutó con la selección española sub 21 y contribuyó a lograr la medalla de bronce en el Europeo. Su gran actuación le valió además el billete para los Juegos Olímpicos de Sídney 2000, donde fue una de las referencias de España en el centro de la defensa. Fue titular y completó los seis encuentros y únicamente recibió una amarilla.
Pero también tuvo que lidiar con la mala fortuna, sobre todo en la final contra Camerún. El 2-1 llegó en un disparo de Mboma que rebotó en el cuerpo de Amaya y se coló en la portería y en la tanda de penaltis el lanzamiento del madrileño fue a golpear en el travesaño. Fue posiblemente el jugador al que más le dolió la derrota y menos le consoló la medalla de plata, aunque supuso el gran título de su carrera deportiva.
Antes de confirmar sus grandes cualidades como central en Sídney, el Atlético de Madrid, que entoces militaba en Segunda, ya se había hecho con sus servicios para la temporada 2000-01. Al regreso de los Juegos se incorporó al equipo colchonero, pero su participación tuvo altibajos. Fue titular desde que llegó, en la jornada 6, hasta la décima y no volvió a encadenar varias alineaciones consecutivas hasta la jornada 21. Terminó su primera campaña como rojiblanco con 19 partidos disputados, todos como titular.
Su situación se complicó durante el curso 2001-02, un año fatídico para Amaya por culpa de las lesiones. Primero fue una rotura del tabique nasal que le obligó a pasar por el quirófano, a continuación una fractura en el quinto metatarsiano del pie izquierdo durante la pretemporada y, para rematar, se rompió el menisco externo de la rodilla derecha y volvió a la sala de operaciones. En marzo estaba completamente recuperado, pero Luis Aragonés sólo le volvió a dar minutos en las últimas jornadas.
El Atlético de Madrid ascendió ese curso a Primera División, pero Iván Amaya no entraba en los planes del club colchonero, así que le buscaron una salida en forma de cesión. Se marchó al Espanyol, que también estaba en Primera, donde pasó por todas las posiciones de la defensa, desde el lateral izquierdo al derecho pasando por su puesto habitual como central. Sin embargo, la continuidad volvió a ser muy limitada. Disputó doce encuentros y únicamente fue titular en nueve ocasiones.
Regresó al Atleti al término de la temporada 02-03, pero seguía sin tener hueco, así que se marchó cedido al Getafe, que militaba en Segunda División. En el club madrileño volvió a disfrutar del fútbol desde dentro y fue una pieza básica para el técnico Josu Uribe. Jugó 41 partidos, todos ellos como titular, y ayudó a conseguir el primer ascenso a Primera de la historia del club azulón. A la temporada siguiente volvió a salir cedido al club getafense, pero no tuvo la confianza de Quique Sánchez Flores y sólo jugó media docena de partidos.
En el mercado invernal de la temporada 03-04, decidió hacer las maletas en busca de oportunidades y se marchó al Ciudad de Murcia. Nada más aterrizar en el club se hizo con un puesto en la zaga y no lo soltó durante las dos campañas y media que defendió su escudo. Jugó 99 partidos, todos ellos como titular, y anotó dos goles (ambos desde los once metros). En las temporadas 05-06 y 06-07, el Ciudad de Murcia terminó en cuarta posición, a un peldaño de lograr el que habría sido el primer ascenso a Primera de su corta historia.
Durante el verano de 2007 le tocó pasar una etapa de incertidumbre sobre si futuro que terminó con la salida del Ciudad de Murcia hacia el Elche, que estaba en Segunda División. En su primera temporada como verdiblanco disputó 27 encuentros, todos ellos como titular, pero al año siguiente tuvo menos participación y sólo jugó una veintena de encuentros.
Tras el curso 08-09 se trasladó al Granada en busca de nuevas experiencias y en el equipo nazarí volvió a ser una pieza fundamental en un ascenso, en este caso de Segunda B a la división de plata. Jugó 36 partidos y anotó tres goles. Tenía otros dos años de contrato con el club granadino, pero no los llegó a cumplir. En el verano de 2009 llegó a un acuerdo con el Granada para rescindir el contrato y fichó por el Real Murcia.
Volvía a una de las ciudades que más alegrías le había dado como futbolista, aunque esta vez para jugar en el club rival del Ciudad de Murcia. Las buenas sensaciones se repitieron y fue un titular habitual en la defensa durante las dos temporadas que vistió la elástica grana. En su primer año jugó 42 partidos y ayudó a que el equipo ascendiera a Segunda División. Al año siguiente, en la división de plata, alcanzó también la treintena de partidos. Pero en la que iba a ser su tercera temporada en el Real Murcia se encontró con que no entraba en los planes del técnico Gustavo Siviero y el equipo murciano le rescindió el contrato.
En la temporada 2012-13 decidió emprender su primera aventura en el fútbol extranjero y se marchó al Apollon Limassol de la liga chipriota, pero no salió bien y volvió a España pocos meses después. Acabó la temporada jugando en el San Sebastián de los Reyes de Segunda B, aunque no se pudo evitar el descenso a Tercera División. Los dos últimos años ha militado en el Puerta Bonita de Madrid, que actualmente juega en la Tercera División madrileña.
Iván Amaya Carazo nació en San Cristóbal de los Ángeles (Madrid) el 3 de septiembre de 1978. Comenzó a jugar al fútbol en su barrio y con 20 años el Rayo Vallecano le brindó la oportunidad de entrar a formar parte del fútbol profesional. En la temporada 98-99 debutó con el primer equipo franjirrojo en Segunda División, disputó trece encuentros y puso su granito de arena para que Vallecas volviera a disfrutar de la Primera División.
Se estrenó en la élite del fútbol español el 17 de octubre de 1999, en un partido frente al Alavés en Mendizorroza, pero tuvo que esperar al tramo final de la temporada para hacerse un hueco en el eje de la defensa vallecana. Desde la jornada 27 hasta el final de la campaña 99-00 Iván Amaya fue titular en todos los encuentros y jugó todos los minutos. El central madrileño había explotado como central y recibió su recompensa en forma de internacionalidad.
Esa temporada debutó con la selección española sub 21 y contribuyó a lograr la medalla de bronce en el Europeo. Su gran actuación le valió además el billete para los Juegos Olímpicos de Sídney 2000, donde fue una de las referencias de España en el centro de la defensa. Fue titular y completó los seis encuentros y únicamente recibió una amarilla.
Pero también tuvo que lidiar con la mala fortuna, sobre todo en la final contra Camerún. El 2-1 llegó en un disparo de Mboma que rebotó en el cuerpo de Amaya y se coló en la portería y en la tanda de penaltis el lanzamiento del madrileño fue a golpear en el travesaño. Fue posiblemente el jugador al que más le dolió la derrota y menos le consoló la medalla de plata, aunque supuso el gran título de su carrera deportiva.
Antes de confirmar sus grandes cualidades como central en Sídney, el Atlético de Madrid, que entoces militaba en Segunda, ya se había hecho con sus servicios para la temporada 2000-01. Al regreso de los Juegos se incorporó al equipo colchonero, pero su participación tuvo altibajos. Fue titular desde que llegó, en la jornada 6, hasta la décima y no volvió a encadenar varias alineaciones consecutivas hasta la jornada 21. Terminó su primera campaña como rojiblanco con 19 partidos disputados, todos como titular.
Su situación se complicó durante el curso 2001-02, un año fatídico para Amaya por culpa de las lesiones. Primero fue una rotura del tabique nasal que le obligó a pasar por el quirófano, a continuación una fractura en el quinto metatarsiano del pie izquierdo durante la pretemporada y, para rematar, se rompió el menisco externo de la rodilla derecha y volvió a la sala de operaciones. En marzo estaba completamente recuperado, pero Luis Aragonés sólo le volvió a dar minutos en las últimas jornadas.
El Atlético de Madrid ascendió ese curso a Primera División, pero Iván Amaya no entraba en los planes del club colchonero, así que le buscaron una salida en forma de cesión. Se marchó al Espanyol, que también estaba en Primera, donde pasó por todas las posiciones de la defensa, desde el lateral izquierdo al derecho pasando por su puesto habitual como central. Sin embargo, la continuidad volvió a ser muy limitada. Disputó doce encuentros y únicamente fue titular en nueve ocasiones.
Regresó al Atleti al término de la temporada 02-03, pero seguía sin tener hueco, así que se marchó cedido al Getafe, que militaba en Segunda División. En el club madrileño volvió a disfrutar del fútbol desde dentro y fue una pieza básica para el técnico Josu Uribe. Jugó 41 partidos, todos ellos como titular, y ayudó a conseguir el primer ascenso a Primera de la historia del club azulón. A la temporada siguiente volvió a salir cedido al club getafense, pero no tuvo la confianza de Quique Sánchez Flores y sólo jugó media docena de partidos.
En el mercado invernal de la temporada 03-04, decidió hacer las maletas en busca de oportunidades y se marchó al Ciudad de Murcia. Nada más aterrizar en el club se hizo con un puesto en la zaga y no lo soltó durante las dos campañas y media que defendió su escudo. Jugó 99 partidos, todos ellos como titular, y anotó dos goles (ambos desde los once metros). En las temporadas 05-06 y 06-07, el Ciudad de Murcia terminó en cuarta posición, a un peldaño de lograr el que habría sido el primer ascenso a Primera de su corta historia.
Durante el verano de 2007 le tocó pasar una etapa de incertidumbre sobre si futuro que terminó con la salida del Ciudad de Murcia hacia el Elche, que estaba en Segunda División. En su primera temporada como verdiblanco disputó 27 encuentros, todos ellos como titular, pero al año siguiente tuvo menos participación y sólo jugó una veintena de encuentros.
Tras el curso 08-09 se trasladó al Granada en busca de nuevas experiencias y en el equipo nazarí volvió a ser una pieza fundamental en un ascenso, en este caso de Segunda B a la división de plata. Jugó 36 partidos y anotó tres goles. Tenía otros dos años de contrato con el club granadino, pero no los llegó a cumplir. En el verano de 2009 llegó a un acuerdo con el Granada para rescindir el contrato y fichó por el Real Murcia.
Volvía a una de las ciudades que más alegrías le había dado como futbolista, aunque esta vez para jugar en el club rival del Ciudad de Murcia. Las buenas sensaciones se repitieron y fue un titular habitual en la defensa durante las dos temporadas que vistió la elástica grana. En su primer año jugó 42 partidos y ayudó a que el equipo ascendiera a Segunda División. Al año siguiente, en la división de plata, alcanzó también la treintena de partidos. Pero en la que iba a ser su tercera temporada en el Real Murcia se encontró con que no entraba en los planes del técnico Gustavo Siviero y el equipo murciano le rescindió el contrato.
En la temporada 2012-13 decidió emprender su primera aventura en el fútbol extranjero y se marchó al Apollon Limassol de la liga chipriota, pero no salió bien y volvió a España pocos meses después. Acabó la temporada jugando en el San Sebastián de los Reyes de Segunda B, aunque no se pudo evitar el descenso a Tercera División. Los dos últimos años ha militado en el Puerta Bonita de Madrid, que actualmente juega en la Tercera División madrileña.