El inagotable Mariano Arrate
Mariano Arrate Esnaola nació en San Sebastián, el 12 de agosto de 1892, y todos en el mundo de fútbol le conocían simplemente como Arrate. Jugaba como defensa izquierdo y pasó a la historia del fútbol español por ser el primer capitán que tuvo la Selección Española. Hijo de una familia humilde de la ciudad vasca, Arrate se ganaba la vida desde los 15 años como estibador y trabajaba en la grúa del Puerto de San Sebastián. Vivir del fútbol nunca fue su objetivo, por lo que nunca abadonó el amateurismo.
Comenzó su perioplo futbolístico en el Luchana y en el Athletic de San Sebastián, pero sin duda su gran equipo fue la Real Sociedad. Llegó al combinado txuri-urdin en 1909 y allí permaneció hasta 1924, cuando decidió colgar las botas. Con el club donostiarra jugó un total de 65 partidos y marcó 11 goles, una muestra de su poderío también en el área contraria. Con la Real Sociedad conquistó dos Campeonatos de Guipúzcoa (1919 y 1923) y jugó una final de Copa del Rey ante el Barcelona, en la que su equipo fue derrotado en el tercer partido de desempate.
Su participación en los Juegos Olímpicos de Amberes fue uno de los pilares que permitió a la selección colgarse la medalla de plata. Formó parte del primer once titular de España ante Dinamarca y repitió frente a Bélgica, Suecia y Holanda. Precisamente frente al equipo anfitrión logró su primer- y único- gol con la selección. Y de penalti, nada menos. Además fue el primer abanderado español en un desfile inaugural. A la vuelta de Amberes jugó dos partidos más con la selección, ante Portugal en 1921 y ante Bélgica, en 1924.
Arrate causó una gran impresión en el debut olímpico de España y se le consideró el mejor del duelo ante Dinamarca. Rubryk, en el diario ABC, no escatimó en elogios: "Todo cuanto se diga de él es poco. Yo les propondría a los deportistas donostiarraas que, por suscripción, mandaran construir una pequeña estatua y emplazarla en lo alto de la machina" (la machina hacía referencia a la grúa del puerto en la que trabajana Arrate).
Dice Ángel Iturriaga sobre el defensa vasco que "se caracterizaba por su enorme podería físico y por su capacidad para anticiparse a los rivales, robar el balón y despejar sin complicarse".
Está considerado como una de las primeras leyendas de la Real Sociedad y en premio a sus años defendiendo el escudo txuri-urdin recibió la Insignia de oro y brillantes. Murió en San Sebastián el 24 de diciembre de 1963.
Comenzó su perioplo futbolístico en el Luchana y en el Athletic de San Sebastián, pero sin duda su gran equipo fue la Real Sociedad. Llegó al combinado txuri-urdin en 1909 y allí permaneció hasta 1924, cuando decidió colgar las botas. Con el club donostiarra jugó un total de 65 partidos y marcó 11 goles, una muestra de su poderío también en el área contraria. Con la Real Sociedad conquistó dos Campeonatos de Guipúzcoa (1919 y 1923) y jugó una final de Copa del Rey ante el Barcelona, en la que su equipo fue derrotado en el tercer partido de desempate.
Su participación en los Juegos Olímpicos de Amberes fue uno de los pilares que permitió a la selección colgarse la medalla de plata. Formó parte del primer once titular de España ante Dinamarca y repitió frente a Bélgica, Suecia y Holanda. Precisamente frente al equipo anfitrión logró su primer- y único- gol con la selección. Y de penalti, nada menos. Además fue el primer abanderado español en un desfile inaugural. A la vuelta de Amberes jugó dos partidos más con la selección, ante Portugal en 1921 y ante Bélgica, en 1924.
Arrate causó una gran impresión en el debut olímpico de España y se le consideró el mejor del duelo ante Dinamarca. Rubryk, en el diario ABC, no escatimó en elogios: "Todo cuanto se diga de él es poco. Yo les propondría a los deportistas donostiarraas que, por suscripción, mandaran construir una pequeña estatua y emplazarla en lo alto de la machina" (la machina hacía referencia a la grúa del puerto en la que trabajana Arrate).
Dice Ángel Iturriaga sobre el defensa vasco que "se caracterizaba por su enorme podería físico y por su capacidad para anticiparse a los rivales, robar el balón y despejar sin complicarse".
Está considerado como una de las primeras leyendas de la Real Sociedad y en premio a sus años defendiendo el escudo txuri-urdin recibió la Insignia de oro y brillantes. Murió en San Sebastián el 24 de diciembre de 1963.