Antoni Pinilla, el inagotable
Antoni Pinilla Miranda nació en Badalona el 25 de febrero de 1971. Jugaba como delantero y tuvo una dilatada carrera como futbolista, que desarrolló en varios equipos de España, entre ellos el Barcelona y el Nástic de Tarragona, en el que se retiró con 37 años. José Antonio Luaces Campos escribió sobre Pinilla en la web oficial del club tarraconense que "siempre se ha caracterizado por ser un futbolista muy hábil con el balón en los pies y, aunque no ha sido un “goleador”, sí que ha sido un gran asistente y/o pasador final. Es un consumado especialista en lanzamiento de faltas y desde el punto de penalti. Pero lo que más ha sobresalido en su dilatada carrera ha sido su gran honestidad y profesionalidad, dentro y fuera del terreno de juego".
Pinilla se formó en las categorías inferiores del Fútbol Club Barcelona y en la temporada 89-90 Johan Cruyff le hizo debutar en Primera División. El 18 de febrero de 1990 se estrenó con el primer equipo culé ante el Rayo Vallecano en Vallecas. Entró en el minuto 66, con un 0-3 en el marcador y asistió a Robert Fernández para que anotar el cuarto tanto azulgrana.
Durante las siguientes tres temporadas compaginó el primer equipo con el filial del Barcelona, pero la competencia en el equipo barcelonés hacía muy difícil que tuviera un hueco así que, comenzada la temporada 91-92, el Barça le cedió al Mallorca. En el combinado balear comenzó a hacerse un nombre en la élite del fútbol español; disputó 21 partidos, fue titular en 18 ocasiones y anotó cuatro goles.
Su despegue el Primera División le valió la convocatoria con la selección olímpica para disputar los Juegos de Barcelona 92. El jugador de Badalona tuvo un papel poco menos que testimonial en el torneo olímpico. Disputó los últimos 21 minutos del choque ante Qatar y en las semifinales contra Ghana entró al campo en el minuto 78 para reemplazar a Kiko Narváez.
La experiencia en la isla mallorquina le había demostrado a Pinilla que había mucho fútbol más allá de los focos y los títulos, así que tras los Juegos Olímpicos se marchó al Albacete. En el equipo manchego disputó 37 encuentros, 28 de ellos como titular, anotó nueve goles y ayudó a que el Albacete se mantuviera en Primera División tras derrotar en la promoción de descenso al Mallorca, su ex equipo.
Uno de sus grandes momentos en el fútbol lo vivió con el Tenerife, al que se incorporó en la temporada 93-94. Ese curso, el equipo canario disputó por primera vez la Copa de la UEFA y Pinilla participó en cuatro partidos europeos y fue el encargado de anotar el primer gol del club blanquiazul en una competición europea.
En siete temporadas en Tenerife, Pinilla vivió todo tipo de situaciones futbolísticas. Desde la etapa del EuroTenerife hasta el descenso a Segunda División en la temporada 98-99. En la temporada 96-97, el conjunto isleño repitió participación en la Copa de la UEFA y alcanzó las semifinales del torneo, mejorando los registros del curso 93-94.
Su último año como jugador blanquiazul lo pasó en Segunda División, aunque el Tenerife no pudo aspirar al ascenso. Al término de ese curso 99-00, Pinilla decidió que era el momento de buscar nuevos retos. El Sevilla se interesó por contratar al delantero barcelonés, aunque fue el Salamanca, iniciada ya la temporada, quien finalmente fichó a Pinilla. Se marchó del Tenerife tras siete años, 198 partidos disputados y 33 goles marcados. En el conjunto salmantino jugó casi todos los encuentros, aunque solo fue titular en 24 ocasiones y anotó cuatro goles.
Tras una año como jugador charro volvió a cambiar el color de la camiseta y se pasó al grana del Nástic de Tarragona, el club que acabaría por convertirse en 'el equipo de su vida'. Pinilla se presentó como el fichaje estrella y firmó por dos temporadas, aunque su gran rendimiento y la profesionalidad demostrada haría que su estancia en el club catalán, como futbolista, se alargara hasta 2008.
Igual que le había ocurrido con el Tenerife, el atacante de Badalona vivió experiencias de todo tipo en el Nástic. Desde el descenso a Segunda División B en la temporada 2000-01, dos ascensos en las temporadas 03-04 y 05-06 que devolvieron al equipo grana a Primera División y un nuevo descenso a la división de plata en el año 2007.
En los ocho años que defendió el escudo del Nástic, Pinilla se ganó el cariño y el respeto de toda la afición grana. Todos los entrenadores que pasaron por el club contaron con él por su entrega y profesionalidad, aunque en los últimos años su participación se vio reducida. El 13 de junio de 2008 anunció que colgaba las botas y jugó su último partido como profesional ante el Salamanca el 14 de junio.
Se despidió del Nástic de Tarragona después de 208 partidos y 34 goles y dijo adiós al fútbol profesional con 37 años, tras 18 temporadas en el fútbol profesional, cerca de 600 partidos a sus espaldas entre Primera, Segunda y Segunda B y más de un centenar de goles festejados. Sin embargo, su relación con el Nástic no finalizó en el terreno de juego. Tres días después de disputar su último partido fue nombrado Director General del equipo tarraconense, cargo que desempeñó hasta el año 2009.
En los últimos años ha trabajado como comentarista deportivo en la cadena Gol Televisión.
Pinilla se formó en las categorías inferiores del Fútbol Club Barcelona y en la temporada 89-90 Johan Cruyff le hizo debutar en Primera División. El 18 de febrero de 1990 se estrenó con el primer equipo culé ante el Rayo Vallecano en Vallecas. Entró en el minuto 66, con un 0-3 en el marcador y asistió a Robert Fernández para que anotar el cuarto tanto azulgrana.
Durante las siguientes tres temporadas compaginó el primer equipo con el filial del Barcelona, pero la competencia en el equipo barcelonés hacía muy difícil que tuviera un hueco así que, comenzada la temporada 91-92, el Barça le cedió al Mallorca. En el combinado balear comenzó a hacerse un nombre en la élite del fútbol español; disputó 21 partidos, fue titular en 18 ocasiones y anotó cuatro goles.
Su despegue el Primera División le valió la convocatoria con la selección olímpica para disputar los Juegos de Barcelona 92. El jugador de Badalona tuvo un papel poco menos que testimonial en el torneo olímpico. Disputó los últimos 21 minutos del choque ante Qatar y en las semifinales contra Ghana entró al campo en el minuto 78 para reemplazar a Kiko Narváez.
La experiencia en la isla mallorquina le había demostrado a Pinilla que había mucho fútbol más allá de los focos y los títulos, así que tras los Juegos Olímpicos se marchó al Albacete. En el equipo manchego disputó 37 encuentros, 28 de ellos como titular, anotó nueve goles y ayudó a que el Albacete se mantuviera en Primera División tras derrotar en la promoción de descenso al Mallorca, su ex equipo.
Uno de sus grandes momentos en el fútbol lo vivió con el Tenerife, al que se incorporó en la temporada 93-94. Ese curso, el equipo canario disputó por primera vez la Copa de la UEFA y Pinilla participó en cuatro partidos europeos y fue el encargado de anotar el primer gol del club blanquiazul en una competición europea.
En siete temporadas en Tenerife, Pinilla vivió todo tipo de situaciones futbolísticas. Desde la etapa del EuroTenerife hasta el descenso a Segunda División en la temporada 98-99. En la temporada 96-97, el conjunto isleño repitió participación en la Copa de la UEFA y alcanzó las semifinales del torneo, mejorando los registros del curso 93-94.
Su último año como jugador blanquiazul lo pasó en Segunda División, aunque el Tenerife no pudo aspirar al ascenso. Al término de ese curso 99-00, Pinilla decidió que era el momento de buscar nuevos retos. El Sevilla se interesó por contratar al delantero barcelonés, aunque fue el Salamanca, iniciada ya la temporada, quien finalmente fichó a Pinilla. Se marchó del Tenerife tras siete años, 198 partidos disputados y 33 goles marcados. En el conjunto salmantino jugó casi todos los encuentros, aunque solo fue titular en 24 ocasiones y anotó cuatro goles.
Tras una año como jugador charro volvió a cambiar el color de la camiseta y se pasó al grana del Nástic de Tarragona, el club que acabaría por convertirse en 'el equipo de su vida'. Pinilla se presentó como el fichaje estrella y firmó por dos temporadas, aunque su gran rendimiento y la profesionalidad demostrada haría que su estancia en el club catalán, como futbolista, se alargara hasta 2008.
Igual que le había ocurrido con el Tenerife, el atacante de Badalona vivió experiencias de todo tipo en el Nástic. Desde el descenso a Segunda División B en la temporada 2000-01, dos ascensos en las temporadas 03-04 y 05-06 que devolvieron al equipo grana a Primera División y un nuevo descenso a la división de plata en el año 2007.
En los ocho años que defendió el escudo del Nástic, Pinilla se ganó el cariño y el respeto de toda la afición grana. Todos los entrenadores que pasaron por el club contaron con él por su entrega y profesionalidad, aunque en los últimos años su participación se vio reducida. El 13 de junio de 2008 anunció que colgaba las botas y jugó su último partido como profesional ante el Salamanca el 14 de junio.
Se despidió del Nástic de Tarragona después de 208 partidos y 34 goles y dijo adiós al fútbol profesional con 37 años, tras 18 temporadas en el fútbol profesional, cerca de 600 partidos a sus espaldas entre Primera, Segunda y Segunda B y más de un centenar de goles festejados. Sin embargo, su relación con el Nástic no finalizó en el terreno de juego. Tres días después de disputar su último partido fue nombrado Director General del equipo tarraconense, cargo que desempeñó hasta el año 2009.
En los últimos años ha trabajado como comentarista deportivo en la cadena Gol Televisión.