Xavi Hernández, el inimitable arquitecto
Pocos jugadores volverán a ver nuestros ojos como Xavi Hernández, con sus dotes de mando, su capacidad para desatascar el partido más difícil, su talento para hacer jugar a los compañeros, su calidad humana. Casi se podría decir que Xavier Hernández Creus, que vino al mundo un 25 de enero de 1980 en Terrassa (Barcelona), nació con un balón en los pies porque su talento es, en buena parte, innato. Icono del Barcelona y de la selección española, lo ha ganado todo con las dos escuadras desde muy joven y puede presumir de tener una medalla olímpica en su vitrina.
Describir a Xavi Hernández sin olvidar ninguna de sus cualidades es una misión altamente complicada. Ángel Iturriaga, en el Diccionario de jugadores de la Selección española, le define como "un organizador que disputa cada partido con el mapa del terreno de juego en la cabeza; en todo momento sabe dónde están sus compañeros y maneja los espacios y los tiempos con gran maestría. Además de su indiscutible categoría técnica posee un fondo físico que no es apreciado a primera vista. Aparentemente es un jugador técnico que no corre demasiado; sin embargo, en todos los partidos se encuentra entre los tres jugadores que más metros recorren del campo".
Desde bien pequeño Xavi mostró un gran talento con el balón en los pies y, con sólo 11 años, se trasladó a La Masía. El primer sueño se había cumplido, jugar en el Barcelona, pero aún quedaban muchos por delante. El mediocentro catalán fue creciendo a un ritmo endiablado y, como ese niño al que se le queda pequeña la ropa cada dos por tres, a Xavi le sucedía lo mismo con los equipos en los que jugaba.
Con 17 años ya era el líder en la medular del filial del Barcelona y durante esa temporada 97-98 logró ascender con el Barça B a Segunda División. En el primer equipo tenían constancia que había un chico llamado Xavi Hernández en el segundo equipo que tenía unas características idóneas para triunfar en la élite. Curiosamente, su estreno con el primer equipo llegó antes siquiera de haber probado la división de plata.
Lois Van Gaal le dio la primera oportunidad el 18 de agosto de 1998, en el partido de vuelta de la Supercopa de España ante el Mallorca. Xavi salió como titular, marcó un gol a los dieciséis minutos y jugó el encuentro completo. Habría sido un debut soñado de no ser porque el título se acabó escapando. Sin embargo, al día siguiente la gente ya empezaba a hablar de aquel tal Xavi Hernández, el mejor de su equipo ante los bermellones.
Durante el curso 98-99 fue compaginando la participación en el filial con las incursiones en el primer equipo. El 16 de septiembre se estrenó en la Champions League ante el Manchester United y el 3 de octubre debutó en Primera División, frente al Valencia en Mestalla. Van Gaal depositó una gran confianza en Xavi y le fue premiando a lo largo de la temporada con más minutos. Acabó el año con 44 partidos disputados, 40 de ellos como titular, una cifra sorprendente para un jugador de 19 años. Su temporada fantástica no se quedó en el Barcelona, pues durante el mes de abril había formado parte de la selección sub 20 que se proclamó Campeona del Mundo en Nigeria.
Una temporada más tarde Xavi acabó de dar el gran paso hacia la primera plantilla. Apenas jugó cuatro encuentros en las primeras jornadas con el Barcelona B, que había vuelto a Segunda División B, y a partir de octubre quedó definitivamente englobado como uno más del vestuario culé. Durante el verano fue uno de los integrantes de la selección que logró la medalla de bronce en el Europeo sub 21 y se embarcó en la aventura olímpica de Sídney.
El seleccionador Iñaki Sáez le había dado los mandos del equipo a Xavi desde la sub 20 y en el torneo olímpico no fue menos. Jugó todos los partidos como titular, anotó dos goles (uno ante Corea y otro en la final contra Camerún) y asumió la responsabilidad de lanzar el primer penalti en la final por el oro, que no erró. España se colgó la medalla de plata, pero a Xavi siempre le quedó la espina clavada de no haber alcanzado el oro.
Aquel metal fue el último título que conquistó Xavi durante cuatro temporadas, pues el Barcelona atravesaba una época de sequía futbolística que no terminaría hasta el curso 04-05. Durante ese tiempo, Xavi Hernández fue aumentando exponencialmente su participación con el primer equipo culé al mismo tiempo que pulía sus grandes cualidades y perfeccionaba las que no eran innatas.
Su peor momento en el Barcelona lo vivió durante la temporada 05-06. El 2 de diciembre, durante un entrenamiento, sufrió una rotura en el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha y tuvo que pasar por el quirófano. Todo el mundo se llevaba las manos a la cabeza, pues el Barcelona perdía a su cerebro durante al menos seis meses y peligraba su participación en el Mundial de Alemania.
Nada más lejos de la realidad; Xavi tiró de perseverancia y esfuerzo y el 29 de abril, tres meses y medio después de la lesión, estaba otra vez vestido de corto y preparado en la banda para saltar al campo. Jugó los últimos diez minutos del choque ante el Cádiz en el Camp Nou y fue recibido con una atronadora ovación. Esa temporada el Barcelona conquistó la Liga y su segunda Champions League, en París.
Xavi Hernández ya era todo un símbolo en el año 2006, el muro de carga del Barcelona. Sin él, el equipo perdía calidad, frescura, fluidez y no había timonel. Pero los mejores momentos del mediocentro de Tarrassa estaban aún por llegar. Primero fue Luis Aragonés quien, con su revolución en la selección, convirtió a Xavi en en MVP de la Eurocopa de Austria y Suiza. Y después llegó Pep Guardiola al banquillo del Barcelona e implantó un sistema de juego en el que Xavi era cerebro, corazón y pulmones. Ninguno de los éxitos del Barça y la selección se entenderían sin él.
Describir a Xavi Hernández sin olvidar ninguna de sus cualidades es una misión altamente complicada. Ángel Iturriaga, en el Diccionario de jugadores de la Selección española, le define como "un organizador que disputa cada partido con el mapa del terreno de juego en la cabeza; en todo momento sabe dónde están sus compañeros y maneja los espacios y los tiempos con gran maestría. Además de su indiscutible categoría técnica posee un fondo físico que no es apreciado a primera vista. Aparentemente es un jugador técnico que no corre demasiado; sin embargo, en todos los partidos se encuentra entre los tres jugadores que más metros recorren del campo".
Desde bien pequeño Xavi mostró un gran talento con el balón en los pies y, con sólo 11 años, se trasladó a La Masía. El primer sueño se había cumplido, jugar en el Barcelona, pero aún quedaban muchos por delante. El mediocentro catalán fue creciendo a un ritmo endiablado y, como ese niño al que se le queda pequeña la ropa cada dos por tres, a Xavi le sucedía lo mismo con los equipos en los que jugaba.
Con 17 años ya era el líder en la medular del filial del Barcelona y durante esa temporada 97-98 logró ascender con el Barça B a Segunda División. En el primer equipo tenían constancia que había un chico llamado Xavi Hernández en el segundo equipo que tenía unas características idóneas para triunfar en la élite. Curiosamente, su estreno con el primer equipo llegó antes siquiera de haber probado la división de plata.
Lois Van Gaal le dio la primera oportunidad el 18 de agosto de 1998, en el partido de vuelta de la Supercopa de España ante el Mallorca. Xavi salió como titular, marcó un gol a los dieciséis minutos y jugó el encuentro completo. Habría sido un debut soñado de no ser porque el título se acabó escapando. Sin embargo, al día siguiente la gente ya empezaba a hablar de aquel tal Xavi Hernández, el mejor de su equipo ante los bermellones.
Durante el curso 98-99 fue compaginando la participación en el filial con las incursiones en el primer equipo. El 16 de septiembre se estrenó en la Champions League ante el Manchester United y el 3 de octubre debutó en Primera División, frente al Valencia en Mestalla. Van Gaal depositó una gran confianza en Xavi y le fue premiando a lo largo de la temporada con más minutos. Acabó el año con 44 partidos disputados, 40 de ellos como titular, una cifra sorprendente para un jugador de 19 años. Su temporada fantástica no se quedó en el Barcelona, pues durante el mes de abril había formado parte de la selección sub 20 que se proclamó Campeona del Mundo en Nigeria.
Una temporada más tarde Xavi acabó de dar el gran paso hacia la primera plantilla. Apenas jugó cuatro encuentros en las primeras jornadas con el Barcelona B, que había vuelto a Segunda División B, y a partir de octubre quedó definitivamente englobado como uno más del vestuario culé. Durante el verano fue uno de los integrantes de la selección que logró la medalla de bronce en el Europeo sub 21 y se embarcó en la aventura olímpica de Sídney.
El seleccionador Iñaki Sáez le había dado los mandos del equipo a Xavi desde la sub 20 y en el torneo olímpico no fue menos. Jugó todos los partidos como titular, anotó dos goles (uno ante Corea y otro en la final contra Camerún) y asumió la responsabilidad de lanzar el primer penalti en la final por el oro, que no erró. España se colgó la medalla de plata, pero a Xavi siempre le quedó la espina clavada de no haber alcanzado el oro.
Aquel metal fue el último título que conquistó Xavi durante cuatro temporadas, pues el Barcelona atravesaba una época de sequía futbolística que no terminaría hasta el curso 04-05. Durante ese tiempo, Xavi Hernández fue aumentando exponencialmente su participación con el primer equipo culé al mismo tiempo que pulía sus grandes cualidades y perfeccionaba las que no eran innatas.
Su peor momento en el Barcelona lo vivió durante la temporada 05-06. El 2 de diciembre, durante un entrenamiento, sufrió una rotura en el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha y tuvo que pasar por el quirófano. Todo el mundo se llevaba las manos a la cabeza, pues el Barcelona perdía a su cerebro durante al menos seis meses y peligraba su participación en el Mundial de Alemania.
Nada más lejos de la realidad; Xavi tiró de perseverancia y esfuerzo y el 29 de abril, tres meses y medio después de la lesión, estaba otra vez vestido de corto y preparado en la banda para saltar al campo. Jugó los últimos diez minutos del choque ante el Cádiz en el Camp Nou y fue recibido con una atronadora ovación. Esa temporada el Barcelona conquistó la Liga y su segunda Champions League, en París.
Xavi Hernández ya era todo un símbolo en el año 2006, el muro de carga del Barcelona. Sin él, el equipo perdía calidad, frescura, fluidez y no había timonel. Pero los mejores momentos del mediocentro de Tarrassa estaban aún por llegar. Primero fue Luis Aragonés quien, con su revolución en la selección, convirtió a Xavi en en MVP de la Eurocopa de Austria y Suiza. Y después llegó Pep Guardiola al banquillo del Barcelona e implantó un sistema de juego en el que Xavi era cerebro, corazón y pulmones. Ninguno de los éxitos del Barça y la selección se entenderían sin él.
Durante las siguientes campañas Xavi escribió las páginas más brillantes del equipo culé. El sextete en la temporada 2008-09 y principios de la 09-10, la cuarta Champions en la 10-11 y un rosario de títulos a los que puso el broche la recién finalizada campaña 14-15. Xavi quería despedirse a lo grande del Barcelona. Y lo hizo con una Liga, una Copa y una Champions League.
Durante todo ese tiempo Xavi Hernández fue rompiendo récord tras récord, dejando su nombre en lo más alto de las listas estadísticas del club azulgrana. Es el futbolista con más partidos en la historia del Barcelona (869), con más encuentros oficiales (767), con más partidos en Liga (505) y en competiciones internacionales (178) y el jugador con más títulos (25).
El 21 de mayo anunció que se marchaba del Barcelona al finalizar la temporada, el 31 de mayo jugó su último partido en el Camp Nou como jugador del Barcelona y el 6 de junio levantó su último título como capitán culé: la Champions League. Atrás quedan más de veinte años defendiendo la camiseta del Fútbol Club Barcelona. La próxima temporada se vestirá con una nueva elástica, la del Al Sadd de Qatar.
Con la selección española
Si con el Barcelona hizo historia, con la selección nacional otro tanto. Xavi Hernández puede presumir de ser el segundo jugador con más partidos en la historia del combinado español, 133. De ellos, 100 se traducen en triunfos y sólo 11 han acabado en derrota. Unos números sobresalientes para uno de los artífices de que la Roja fuera la mejor selección del mundo en 2010 y de Europa en 2008 y 2012.
Xavi debutó como internacional absoluto el 15 de noviembre de 2000, en un partido amistoso frente a Holanda. Sin embargo, no fue hasta el año 2002 cuando comenzó a abrirse paso en equipo nacional y a erigirse en el timón del juego. Sus primeros torneos internacionales a nivel absoluto fueron el Mundial de Corea del Sur y Japón (2002) y la Eurocopa de Portugal (2004), en la que no tuvo minutos. Acudió también al Mundial de Alemania y fue uno de los indiscutibles en el once a pesar de haber pasado por una grave lesión de rodilla esa temporada.
Los mejores momentos llegaron sin duda a partir del año. En la Eurocopa de Austria y Suiza Xavi fue uno de los motores del juego español, jugó cinco de los seis partidos y anotó el primer gol ante Rusia en las semifinales, además fue elegido mejor jugador del torneo por la UEFA. En el Mundial de Sudáfrica volvió a erigirse como el mejor cerebro de la selección y del campeonato. Jugó todos los partidos y formó parte del once ideal del torneo.
En 2012 acudió de nuevo a la cita europea y España revalidó su título de Campeona de Europa, con Xavi como buque insignia en la medular y volvió a entrar en el once ideal. Su última gran competición internacional fue el Mundial de Brasil de 2014, en la que el de Tarrassa sólo jugó el primer partido ante Holanda (con derrota por 1-5). Fue, además, su último partido con la selección española después de 13 años como internacional absoluto.
Durante todo ese tiempo Xavi Hernández fue rompiendo récord tras récord, dejando su nombre en lo más alto de las listas estadísticas del club azulgrana. Es el futbolista con más partidos en la historia del Barcelona (869), con más encuentros oficiales (767), con más partidos en Liga (505) y en competiciones internacionales (178) y el jugador con más títulos (25).
El 21 de mayo anunció que se marchaba del Barcelona al finalizar la temporada, el 31 de mayo jugó su último partido en el Camp Nou como jugador del Barcelona y el 6 de junio levantó su último título como capitán culé: la Champions League. Atrás quedan más de veinte años defendiendo la camiseta del Fútbol Club Barcelona. La próxima temporada se vestirá con una nueva elástica, la del Al Sadd de Qatar.
Con la selección española
Si con el Barcelona hizo historia, con la selección nacional otro tanto. Xavi Hernández puede presumir de ser el segundo jugador con más partidos en la historia del combinado español, 133. De ellos, 100 se traducen en triunfos y sólo 11 han acabado en derrota. Unos números sobresalientes para uno de los artífices de que la Roja fuera la mejor selección del mundo en 2010 y de Europa en 2008 y 2012.
Xavi debutó como internacional absoluto el 15 de noviembre de 2000, en un partido amistoso frente a Holanda. Sin embargo, no fue hasta el año 2002 cuando comenzó a abrirse paso en equipo nacional y a erigirse en el timón del juego. Sus primeros torneos internacionales a nivel absoluto fueron el Mundial de Corea del Sur y Japón (2002) y la Eurocopa de Portugal (2004), en la que no tuvo minutos. Acudió también al Mundial de Alemania y fue uno de los indiscutibles en el once a pesar de haber pasado por una grave lesión de rodilla esa temporada.
Los mejores momentos llegaron sin duda a partir del año. En la Eurocopa de Austria y Suiza Xavi fue uno de los motores del juego español, jugó cinco de los seis partidos y anotó el primer gol ante Rusia en las semifinales, además fue elegido mejor jugador del torneo por la UEFA. En el Mundial de Sudáfrica volvió a erigirse como el mejor cerebro de la selección y del campeonato. Jugó todos los partidos y formó parte del once ideal del torneo.
En 2012 acudió de nuevo a la cita europea y España revalidó su título de Campeona de Europa, con Xavi como buque insignia en la medular y volvió a entrar en el once ideal. Su última gran competición internacional fue el Mundial de Brasil de 2014, en la que el de Tarrassa sólo jugó el primer partido ante Holanda (con derrota por 1-5). Fue, además, su último partido con la selección española después de 13 años como internacional absoluto.