La actuación de la selección española en el torneo preolímpico llenó portadas y se ganó los halagos de buena parte de la prensa del momento. Los futbolistas del combinado hispano no sufrieron ninguna derrota y se ganaron el billete para los Juegos Olímpicos de Montreal tirando de media inglesa.
La fórmula del torneo se mantuvo: primero una eliminatoria a doble partido y después el sistema de liguilla en grupos de tres selecciones. El primer rival de los españoles era un hueso duro de roer sobre el papel, Alemania Occidental (o República Federal alemana), que dos años antes había conquistado la Copa del Mundo.
Pero en la práctica, los germanos nada pudieron hacer frente a un combinado español fuerte, sólido y con mucho fútbol.
La escuadra que dirigía entonces Eduardo Toba sacó un valioso empate a cero en el primer partido, disputado en territorio alemán. La selección de Alemania Federal jugó con el ambiente muy a favor- su afición representó a la perfección el papel de jugador número 12-, pero España no se achicó y contrarrestró el empuje del público a base de coraje, esfuerzo y un poco de fortuna.
El cuadro hispano se quedó con un jugador menos sobre el terreno de juego tras la expulsión de Albaladejo en el segundo tiempo y vio como poco después Scmitt lanzaba fuera un penalti, reflejo de la poca puntería que su línea delantera había mostrado durante los 90 minutos.
España se encargó de hacer bueno el empate en el encuentro de vuelta en Sarriá. Y eso que por momentos se temió lo peor, pues Alemania se adelantó justo cuando más volcados estaban los españoles sobre su meta. Pero rápidamente Quiles se encargó de poner de nuevo las tablas y antes del descanso Barrios hizo el 2-1.
La superioridad de España era evidente y fue más efectiva cuando los jugadores rojos se tranquilizaron y evitaron todo tipo de ansiedad y precipitación. Mostraron entonces un fútbol vibrante y aumentaron su ventaja por medio de Solsona. El 3-2 de Alemania Federal en el último suspiro sólo sirvió para adornar el marcador.
El sorteo de los grupos volvió a colocar a España con dos selecciones de la Europa oriental, Bulgaria y Turquía, aunque estaba última distaba mucho del nivel futbolístico de las potencias del Este. La selección hispana, con Ladislao Kubala al frente, se impuso a los búlgaros en la primera jornada gracias a los tantos de Santillana y Solsona. Bulgaria propuso una presión asfixiante, pero en ataque apenas inquietó. Su mejor ocasión sirvió para poner un 1-1 que España acabó rompiendo antes de que acabara la primera parte.
El encuentro de vuelta, en Sofía, sirvió para confirmar el coraje y la entrega de los españoles. Bulgaria tuvo el dominio del juego y logró ponerse en ventaja. Poco después pudo incluso hacer el 2-0, pero Paco detuvo un penalti a Kolev. En el segundo tiempo Satrústegui devolvió las tablas y la selección española supo sufrir ante la avalancha búlgara para conservar el empate.
Contra Turquía se repitieron los resultados y la buena imagen; victoria en el Sánchez Pizjuán por 2-0, que pudieron ser más goles de no ser por la escasa puntería de los hombres de ataque, y empate sin goles en Turquía, donde se vivió de todo menos fútbol. España ya preparaba las maletas para viajar a Montreal.
La fórmula del torneo se mantuvo: primero una eliminatoria a doble partido y después el sistema de liguilla en grupos de tres selecciones. El primer rival de los españoles era un hueso duro de roer sobre el papel, Alemania Occidental (o República Federal alemana), que dos años antes había conquistado la Copa del Mundo.
Pero en la práctica, los germanos nada pudieron hacer frente a un combinado español fuerte, sólido y con mucho fútbol.
La escuadra que dirigía entonces Eduardo Toba sacó un valioso empate a cero en el primer partido, disputado en territorio alemán. La selección de Alemania Federal jugó con el ambiente muy a favor- su afición representó a la perfección el papel de jugador número 12-, pero España no se achicó y contrarrestró el empuje del público a base de coraje, esfuerzo y un poco de fortuna.
El cuadro hispano se quedó con un jugador menos sobre el terreno de juego tras la expulsión de Albaladejo en el segundo tiempo y vio como poco después Scmitt lanzaba fuera un penalti, reflejo de la poca puntería que su línea delantera había mostrado durante los 90 minutos.
España se encargó de hacer bueno el empate en el encuentro de vuelta en Sarriá. Y eso que por momentos se temió lo peor, pues Alemania se adelantó justo cuando más volcados estaban los españoles sobre su meta. Pero rápidamente Quiles se encargó de poner de nuevo las tablas y antes del descanso Barrios hizo el 2-1.
La superioridad de España era evidente y fue más efectiva cuando los jugadores rojos se tranquilizaron y evitaron todo tipo de ansiedad y precipitación. Mostraron entonces un fútbol vibrante y aumentaron su ventaja por medio de Solsona. El 3-2 de Alemania Federal en el último suspiro sólo sirvió para adornar el marcador.
El sorteo de los grupos volvió a colocar a España con dos selecciones de la Europa oriental, Bulgaria y Turquía, aunque estaba última distaba mucho del nivel futbolístico de las potencias del Este. La selección hispana, con Ladislao Kubala al frente, se impuso a los búlgaros en la primera jornada gracias a los tantos de Santillana y Solsona. Bulgaria propuso una presión asfixiante, pero en ataque apenas inquietó. Su mejor ocasión sirvió para poner un 1-1 que España acabó rompiendo antes de que acabara la primera parte.
El encuentro de vuelta, en Sofía, sirvió para confirmar el coraje y la entrega de los españoles. Bulgaria tuvo el dominio del juego y logró ponerse en ventaja. Poco después pudo incluso hacer el 2-0, pero Paco detuvo un penalti a Kolev. En el segundo tiempo Satrústegui devolvió las tablas y la selección española supo sufrir ante la avalancha búlgara para conservar el empate.
Contra Turquía se repitieron los resultados y la buena imagen; victoria en el Sánchez Pizjuán por 2-0, que pudieron ser más goles de no ser por la escasa puntería de los hombres de ataque, y empate sin goles en Turquía, donde se vivió de todo menos fútbol. España ya preparaba las maletas para viajar a Montreal.