España lo tenía todo a su favor para conseguir el oro. Al descanso vencía por dos goles a cero a Camerún y sabía que, si lograba retener el balón en su poder y mantenía la concentración defensiva, los 45 minutos restantes pasarían rápido. Pero no hubo tal concentración. En cinco minutos fatídicos, la selección española concedió dos regalos a Camerún y les dio la vida. El segundo tiempo se hizo eterno, más con las expulsiones de Gabri y José Mari. La prórroga fue agónica, pero los de Iñaki Sáez mantuvieron el tipo e incluso Capdevila tuvo el gol de oro en su cabeza. Pero todo se decidió a los penaltis, la lotería del fútbol, y el número ganador lo tenían los leones indomables.
El arranque del encuentro no pudo ser mejor para los intereses hispanos. Apenas habían transcurrido unos segundos cuando España pisó por primera vez el área camerunesa y Tamudo fue derribado por Abanda. No fue penalti por unos centímetros, pero a Xavi no le importó. Le pegó como mimo y precisión al esférico, que trazó una suave parábola, superó la barrera y cayó con fuerza para colarse en la red de un jovencísimo Kameni.
Dos minutos después, en una peligrosa internada de José Mari, Nguimbat le desequilibró y el colegiado señaló raudo el punto de penalti. Angulo colocó el cuero, cogió carrerilla y lo lanzó hacia la izquierda, pero careció de potencia suficiente y Kameni, que había adivinado el lado, lo pudo blocar.
La selección hispana había desaprovechado la ocasión de herir gravemente a su rival y a partir de ese momento Camerún tomó las riendas del juego. Puso cerco a Xavi en la medular y la estrategia ofensiva española pasó a ser lanzar balones largos para que Tamudo y José Mari desbordaran a la zaga africana.
Sin embargo, aquel Camerún, donde también empezaba a despuntar Samuel Eto'o, se encontró con una muralla defensiva en torno a Aranzubía y no supo cómo atravesarla. Basaban su juego en la superioridad física de sus futbolistas y trataron de imponerla en las transiciones ofensivas, mas olvidaron proteger mejor a Kameni.
A los veintisiete minutos, Velamazán se tenía que retirar del campo lesionado y Gabri entraba en su lugar. No fue el único que salió malparado por la fuerza camerunesa, ya que a pocos minutos para el final del primer tiempo cayó también Tamudo y tuvieron que sacarle en camilla del terreno de juego. El delantero perico acabaría regresando al campo para ver la genialidad con que delitó Gabri al público del estadio olímpico de Sídney.
El atacante catalán fue el revulsivo que necesitaba España para acercarse al oro. En el último suspiro del primer tiempo, Lacruz interceptó un envío lejano y acabó convirtiendo el cabezazo en la mejor asistencia posible. Gabri se desmarcó de la zaga africana y se llevó el cuero en carrera, atravesó el balcón del área y batió por abajo a Kameni.
Ni mucho menos estaba todo el pescado vendido. Camerún salió muy enchufado tras el paso por los vestuarios y se dispuso a complicarle la vida a España. "Geremi, por la derecha, y Branco, por la izquierda, entraban como querían por sus bandas sin que Lacruz ni Puyol pudiesen hacer nada por evitarlo", escribió Manuel Frías en su crónica para ABC.
Camerún acumuló ocasiones peligrosas en el área española y, a los ocho minutos de la reanudación, consiguió su objetivo. Kome filtró un pase entre líneas para Mboma que buscó el disparo a portería desde una posición escorada y tuvo la fortuna de que el disparo golpeó en Amaya, pilló a Aranzubía a contrapié y atravesó la línea de gol.
Los problemas para España no se acabaron ahí, pues empezó entonces el lío arbitral. En el minuto 55 José Mari recibió un codazo nada disimulado de Abanda con el juego detenido, pero la cartulina no se la llevó el zaguero africano, sino el propio José Mari.
Camerún había logrado uno de sus propósitos, sacar a España del partido. Y remató la faena en el minuto 58 con el 2-2. La zaga ibérica no acertó a tirar el fuera de juego y habilitó a Geremi, que mandó un pase perfecto a Samuel Eto'o para que batiera a Dani Aranzubía.
La hemorragia abierta en España era severa y no hubo tiempo para poder suturarla. Cuando el equipo de Iñaki Sáez estaba intentando salir del pozo en que él mismo se había introducido, el colegiado lo mandó otra vez al fondo de una patada. A Gabri se le escapó la pierna al intentar interceptar un balón y acabó golpeando con los tacos en la rodilla de Alnoudji. Felipe de Jesús no lo dudó: roja directa al atacante español.
Durante los últimos minutos del segundo tiempo España trató de aguantar, conservar el empate y aprovechar alguna jugada aislada para hacer el 3-2. Pero volvió a recibir un nuevo zarpazo. Abanda agarró lo justo a José Mari en el área para que delantero cayera; el colegiado entendió que estaba fingiendo- otra vez- y le mostró la segunda amarilla mientras Abanda se reía y aplaudía. Un Abanda que, por cierto, se marchó con una sola cartulina tras hacer reiteradas faltas y propinarle un codazo a José Mari.
El arranque del encuentro no pudo ser mejor para los intereses hispanos. Apenas habían transcurrido unos segundos cuando España pisó por primera vez el área camerunesa y Tamudo fue derribado por Abanda. No fue penalti por unos centímetros, pero a Xavi no le importó. Le pegó como mimo y precisión al esférico, que trazó una suave parábola, superó la barrera y cayó con fuerza para colarse en la red de un jovencísimo Kameni.
Dos minutos después, en una peligrosa internada de José Mari, Nguimbat le desequilibró y el colegiado señaló raudo el punto de penalti. Angulo colocó el cuero, cogió carrerilla y lo lanzó hacia la izquierda, pero careció de potencia suficiente y Kameni, que había adivinado el lado, lo pudo blocar.
La selección hispana había desaprovechado la ocasión de herir gravemente a su rival y a partir de ese momento Camerún tomó las riendas del juego. Puso cerco a Xavi en la medular y la estrategia ofensiva española pasó a ser lanzar balones largos para que Tamudo y José Mari desbordaran a la zaga africana.
Sin embargo, aquel Camerún, donde también empezaba a despuntar Samuel Eto'o, se encontró con una muralla defensiva en torno a Aranzubía y no supo cómo atravesarla. Basaban su juego en la superioridad física de sus futbolistas y trataron de imponerla en las transiciones ofensivas, mas olvidaron proteger mejor a Kameni.
A los veintisiete minutos, Velamazán se tenía que retirar del campo lesionado y Gabri entraba en su lugar. No fue el único que salió malparado por la fuerza camerunesa, ya que a pocos minutos para el final del primer tiempo cayó también Tamudo y tuvieron que sacarle en camilla del terreno de juego. El delantero perico acabaría regresando al campo para ver la genialidad con que delitó Gabri al público del estadio olímpico de Sídney.
El atacante catalán fue el revulsivo que necesitaba España para acercarse al oro. En el último suspiro del primer tiempo, Lacruz interceptó un envío lejano y acabó convirtiendo el cabezazo en la mejor asistencia posible. Gabri se desmarcó de la zaga africana y se llevó el cuero en carrera, atravesó el balcón del área y batió por abajo a Kameni.
Ni mucho menos estaba todo el pescado vendido. Camerún salió muy enchufado tras el paso por los vestuarios y se dispuso a complicarle la vida a España. "Geremi, por la derecha, y Branco, por la izquierda, entraban como querían por sus bandas sin que Lacruz ni Puyol pudiesen hacer nada por evitarlo", escribió Manuel Frías en su crónica para ABC.
Camerún acumuló ocasiones peligrosas en el área española y, a los ocho minutos de la reanudación, consiguió su objetivo. Kome filtró un pase entre líneas para Mboma que buscó el disparo a portería desde una posición escorada y tuvo la fortuna de que el disparo golpeó en Amaya, pilló a Aranzubía a contrapié y atravesó la línea de gol.
Los problemas para España no se acabaron ahí, pues empezó entonces el lío arbitral. En el minuto 55 José Mari recibió un codazo nada disimulado de Abanda con el juego detenido, pero la cartulina no se la llevó el zaguero africano, sino el propio José Mari.
Camerún había logrado uno de sus propósitos, sacar a España del partido. Y remató la faena en el minuto 58 con el 2-2. La zaga ibérica no acertó a tirar el fuera de juego y habilitó a Geremi, que mandó un pase perfecto a Samuel Eto'o para que batiera a Dani Aranzubía.
La hemorragia abierta en España era severa y no hubo tiempo para poder suturarla. Cuando el equipo de Iñaki Sáez estaba intentando salir del pozo en que él mismo se había introducido, el colegiado lo mandó otra vez al fondo de una patada. A Gabri se le escapó la pierna al intentar interceptar un balón y acabó golpeando con los tacos en la rodilla de Alnoudji. Felipe de Jesús no lo dudó: roja directa al atacante español.
Durante los últimos minutos del segundo tiempo España trató de aguantar, conservar el empate y aprovechar alguna jugada aislada para hacer el 3-2. Pero volvió a recibir un nuevo zarpazo. Abanda agarró lo justo a José Mari en el área para que delantero cayera; el colegiado entendió que estaba fingiendo- otra vez- y le mostró la segunda amarilla mientras Abanda se reía y aplaudía. Un Abanda que, por cierto, se marchó con una sola cartulina tras hacer reiteradas faltas y propinarle un codazo a José Mari.
Los treinta minutos de prórroga se le hicieron eternos a una selección española que, con nueve jugadores y la renuncia al ataque, tuvo en Capdevila su mejor oportunidad para acabar con todo al poco de iniciarse la prolongación. El gol de oro imperaba aún en aquellos Juegos y el lateral ilerdense rozó el tanto del empate con un cabezazo que fue a estrellarse en el poste.
Fue toda una proeza mantener el 2-2 durante los dos tiempos de quince minutos. "Impedir que Camerún te marque un gol de oro en treinta minutos de prórroga es casi una gesta heroica, pero si además juegas con dos futbolistas menos por expulsiones injustas, entra la mística", expresaba Cristina Cubero en las páginas de Mundo Deportivo.
Una gesta que tuvo que conformarse con la recompensa de plata, pues los penaltis dictaron su veredicto, resultara o no justo. Mboma anotó el 1-0; Xavi marcó su gol, 1-1; Eto'o no falló, 2-1; Capdevila volvió a igualar, 2-2; Geremi hizo diana, 3-2; Amaya al larguero, 3-2; Lauren aumentó la ventaja, 4-2; Albelda marcó, 4-3; pero Wome sentenció, 5-3.
¿Cómo se puede consolar a una seleccion que lo ha dejado todo sobre el campo, que ha resistido una eternidad con nueve jugadores y que lo tenía todo a su favor para llevarse el oro? En esos momentos no hay consuelo; la medalla de plata sabe a derrota, a premio de consolación para el segundón. Pero con el tiempo se acaba entendiendo que conseguir el metal plateado, el segundo en toda la historia del fútbol olímpico español, era un éxito con mayúsculas.
Ficha técnica
España: Aranzubía; Lacruz, Amaya, Marchena, Puyol; Velamazán (Gabri, 27'), Xavi, Albelda, Angulo (Capdevila, 74'); Tamudo (Ferrón, 49'), José Mari.
Camerún: Kameni; Wome, Mimpo, Abanda, Alnoudji (Meyong, 111'), Fotso, Eto'o, Mboma, Lauren, Nguimbat (Kome, 46'), Branco (Epalle, 91').
Goles: 1-0 Xavi (2'). 2-0 Gabri (45'). 2-1 Amaya (p.p.)(53'). 2-2 Eto'o (58').
Árbitro: Felipe de Jesús Ramos (México). Amonestó a Albelda, José Mari y Aranzubía, por España, y a Abanda, por Camerún. Además, expulsó a Gabri con roja directa en el minuto 70 y a José Mari, por doble amarilla, en el 91.
Incidencias: Partido correspondiente a la final del torneo masculino olímpico, disputado en Stadium Australia de Sidney ante 104.098 espectadores.
Para saber más: Aquí puedes ver el partido completo entre España y Camerún (RTVE). Y no te pierdas nuestra galería de fotos de la selección española en Sídney 2000.
Resumen del encuentro (con prórroga y penaltis) (vía Youtube)
Fue toda una proeza mantener el 2-2 durante los dos tiempos de quince minutos. "Impedir que Camerún te marque un gol de oro en treinta minutos de prórroga es casi una gesta heroica, pero si además juegas con dos futbolistas menos por expulsiones injustas, entra la mística", expresaba Cristina Cubero en las páginas de Mundo Deportivo.
Una gesta que tuvo que conformarse con la recompensa de plata, pues los penaltis dictaron su veredicto, resultara o no justo. Mboma anotó el 1-0; Xavi marcó su gol, 1-1; Eto'o no falló, 2-1; Capdevila volvió a igualar, 2-2; Geremi hizo diana, 3-2; Amaya al larguero, 3-2; Lauren aumentó la ventaja, 4-2; Albelda marcó, 4-3; pero Wome sentenció, 5-3.
¿Cómo se puede consolar a una seleccion que lo ha dejado todo sobre el campo, que ha resistido una eternidad con nueve jugadores y que lo tenía todo a su favor para llevarse el oro? En esos momentos no hay consuelo; la medalla de plata sabe a derrota, a premio de consolación para el segundón. Pero con el tiempo se acaba entendiendo que conseguir el metal plateado, el segundo en toda la historia del fútbol olímpico español, era un éxito con mayúsculas.
Ficha técnica
España: Aranzubía; Lacruz, Amaya, Marchena, Puyol; Velamazán (Gabri, 27'), Xavi, Albelda, Angulo (Capdevila, 74'); Tamudo (Ferrón, 49'), José Mari.
Camerún: Kameni; Wome, Mimpo, Abanda, Alnoudji (Meyong, 111'), Fotso, Eto'o, Mboma, Lauren, Nguimbat (Kome, 46'), Branco (Epalle, 91').
Goles: 1-0 Xavi (2'). 2-0 Gabri (45'). 2-1 Amaya (p.p.)(53'). 2-2 Eto'o (58').
Árbitro: Felipe de Jesús Ramos (México). Amonestó a Albelda, José Mari y Aranzubía, por España, y a Abanda, por Camerún. Además, expulsó a Gabri con roja directa en el minuto 70 y a José Mari, por doble amarilla, en el 91.
Incidencias: Partido correspondiente a la final del torneo masculino olímpico, disputado en Stadium Australia de Sidney ante 104.098 espectadores.
Para saber más: Aquí puedes ver el partido completo entre España y Camerún (RTVE). Y no te pierdas nuestra galería de fotos de la selección española en Sídney 2000.
Resumen del encuentro (con prórroga y penaltis) (vía Youtube)