La selección española de fútbol no tuvo que esperar 40 años para volver a participar en unos Juegos Olímpicos. Después del fallido intento de alcazar la edición de Múnich 1972, logró el billete para participar en la XXI edición, que se celebró en Montreal en 1976.
Sin embargo, la estancia en la ciudad canadiense fue breve e infructífera. España regresó a casa sin superar la fase de grupos, tras caer con Brasil (2-1) y ante la República Democrática Alemana (1-0); es decir, con cero puntos en su casillero, aunque en esta ocasión su actuación no se tildó de fracaso. Prácticamente todo el mundo era consciente de las limitaciones de aquellos jovencísimos e inexpertos muchachos, que además habían caído en el grupo de la muerte.
Los Juegos de Montreal estuvieron marcados por el plante que protagonizaron las delegaciones africanas, que llevaban varios años practicando un boicot olímpico a Sudáfrica, cuya política segregacionista estaba en completa contradicción con el espíritu de los Juegos. Nueva Zelanda se saltó ese complot, de ahí que las naciones africanas solicitara al Comité Olímpico Internacional la descalificación de la nación oceánica. Ante la negativa del COI, la mayoría de los equipos del continente africano abandonaron la competición, sin siquiera tomar parte en la Ceremonia Inaugural. Sólo Camerún y Kenia se quedaron en Montreal.
Esto afectó al torneo futbolístico, pues la retirada de Ghana, Zambia y Nigeria dejó tres grupos con tres naciones y uno con cuatro, lo que se tradujo en un partido menos que disputar para nueve selecciones de fútbol.
El experimento de Múnich 1972 de realizar dos fases de grupos quedó desterrado y se recuperaron los cuartos de final y las semifinales. La República Democrática Alemana mejoró sus registros de la pasada edición y acabó conquistando la medalla de oro tras vencer a Polonia, la vigente campeona (2-1). El bronce fue para la Unión Soviética, que derrotó a Brasil (2-0).
Al margen del fútbol, los Juegos Olímpicos de Montreal 1976 sirvieron para encumbrar a una gimnasta rumana de 14 años cuyo nombre nunca fue olvidado desde entonces: Nadia Comaneci. La jovencísima atleta se convirtió en la primera gimnasta que logró una puntuación perfecta: 10. De hecho, los marcadores de la época no estaban preparados para registrar esa nota y durante un momento se pensó que había recibido un 1.
Nadia Comaneci amplió su heroicidad con otros seis dieces y un nuevo récord: Fue la medallista de oro más joven de la historia de los Juegos Olímpicos. Un logro que acompañó con otras dos medallas doradas, una plata y un bronce.
Sin embargo, la estancia en la ciudad canadiense fue breve e infructífera. España regresó a casa sin superar la fase de grupos, tras caer con Brasil (2-1) y ante la República Democrática Alemana (1-0); es decir, con cero puntos en su casillero, aunque en esta ocasión su actuación no se tildó de fracaso. Prácticamente todo el mundo era consciente de las limitaciones de aquellos jovencísimos e inexpertos muchachos, que además habían caído en el grupo de la muerte.
Los Juegos de Montreal estuvieron marcados por el plante que protagonizaron las delegaciones africanas, que llevaban varios años practicando un boicot olímpico a Sudáfrica, cuya política segregacionista estaba en completa contradicción con el espíritu de los Juegos. Nueva Zelanda se saltó ese complot, de ahí que las naciones africanas solicitara al Comité Olímpico Internacional la descalificación de la nación oceánica. Ante la negativa del COI, la mayoría de los equipos del continente africano abandonaron la competición, sin siquiera tomar parte en la Ceremonia Inaugural. Sólo Camerún y Kenia se quedaron en Montreal.
Esto afectó al torneo futbolístico, pues la retirada de Ghana, Zambia y Nigeria dejó tres grupos con tres naciones y uno con cuatro, lo que se tradujo en un partido menos que disputar para nueve selecciones de fútbol.
El experimento de Múnich 1972 de realizar dos fases de grupos quedó desterrado y se recuperaron los cuartos de final y las semifinales. La República Democrática Alemana mejoró sus registros de la pasada edición y acabó conquistando la medalla de oro tras vencer a Polonia, la vigente campeona (2-1). El bronce fue para la Unión Soviética, que derrotó a Brasil (2-0).
Al margen del fútbol, los Juegos Olímpicos de Montreal 1976 sirvieron para encumbrar a una gimnasta rumana de 14 años cuyo nombre nunca fue olvidado desde entonces: Nadia Comaneci. La jovencísima atleta se convirtió en la primera gimnasta que logró una puntuación perfecta: 10. De hecho, los marcadores de la época no estaban preparados para registrar esa nota y durante un momento se pensó que había recibido un 1.
Nadia Comaneci amplió su heroicidad con otros seis dieces y un nuevo récord: Fue la medallista de oro más joven de la historia de los Juegos Olímpicos. Un logro que acompañó con otras dos medallas doradas, una plata y un bronce.