1996 fue un año marcado en rojo en el calendario olímpico; se cumplían 100 años desde la primera edición de los Juegos Olímpicos Modernos, un siglo desde que los sueños del barón Pierre de Coubertin se habían hecho realidad. Contrariamente a lo que cabría esperar, el macroevento deportivo no se celebró en Atenas, la cuna del Olimpismo, sino en la ciudad estadounidense de Atlanta.
Aquél fue sólo el primero de los desaciertos del Comité Olímpico Internacional. La organización de los Juegos- fundamentalmente a cargo de marcas comerciales como Coca Cola- fue pésima; a lo largo de toda la competición se produjeron fallos en las comunicaciones y en el sistema de transmisión de los resultados deportivos, la red de transportes parecía sacada del siglo anterior y se detectaron ciertas lagunas en algo tan importante como la seguridad.
Aunque eso sólo son nimiedades en comparación con el hecho que verdaderamente convulsionó los Juegos de Atlanta 96. En la madrugada del 27 de julio estalló una bomba en pleno Parque del Centenario, el núcleo olímpico, que provocó la muerte de dos personas y más de un centenar de heridos. Igual que había ocurrido en Múnich 72, la competición se tiñó de rojo, y en esta ocasión tampoco fueron suspendidas, ni aplazadas las pruebas deportivas.
El torneo de fútbol tuvo dos novedades esa edición. Por un lado, se determinó que las selecciones masculinas podrían contar en sus filas con un máximo de tres jugadores mayores de 23 años, norma que se ha mantenido hasta la actualidad. Y la gran innovación: por primera vez en la historia olímpica se introdujo el torneo de selecciones femeninas.
En esa primera edición sólo participaron ocho selecciones, divididas en dos grupos de cuatro participantes. La medalla de oro fue para Estados Unidos, el país donde más se había desarrollado el soccer femenino; China se quedó la plata y Noruega conquistó el bronce tras derrotar a Brasil (2-0).
En el torneo masculino Nigeria fue la gran relevación de los Juegos. Derrotó a Argentina en la final y no sólo se colgó su primera medalla de oro, su triunfo supuso el primer metal dorado para un combinado africano. El bronce fue para la Brasil de Roberto Carlos, Bebeto, Ronaldo y Rivaldo, que golearon a Portugal en el partido por el tercer y cuarto puesto (5-0).
Aquél fue sólo el primero de los desaciertos del Comité Olímpico Internacional. La organización de los Juegos- fundamentalmente a cargo de marcas comerciales como Coca Cola- fue pésima; a lo largo de toda la competición se produjeron fallos en las comunicaciones y en el sistema de transmisión de los resultados deportivos, la red de transportes parecía sacada del siglo anterior y se detectaron ciertas lagunas en algo tan importante como la seguridad.
Aunque eso sólo son nimiedades en comparación con el hecho que verdaderamente convulsionó los Juegos de Atlanta 96. En la madrugada del 27 de julio estalló una bomba en pleno Parque del Centenario, el núcleo olímpico, que provocó la muerte de dos personas y más de un centenar de heridos. Igual que había ocurrido en Múnich 72, la competición se tiñó de rojo, y en esta ocasión tampoco fueron suspendidas, ni aplazadas las pruebas deportivas.
El torneo de fútbol tuvo dos novedades esa edición. Por un lado, se determinó que las selecciones masculinas podrían contar en sus filas con un máximo de tres jugadores mayores de 23 años, norma que se ha mantenido hasta la actualidad. Y la gran innovación: por primera vez en la historia olímpica se introdujo el torneo de selecciones femeninas.
En esa primera edición sólo participaron ocho selecciones, divididas en dos grupos de cuatro participantes. La medalla de oro fue para Estados Unidos, el país donde más se había desarrollado el soccer femenino; China se quedó la plata y Noruega conquistó el bronce tras derrotar a Brasil (2-0).
En el torneo masculino Nigeria fue la gran relevación de los Juegos. Derrotó a Argentina en la final y no sólo se colgó su primera medalla de oro, su triunfo supuso el primer metal dorado para un combinado africano. El bronce fue para la Brasil de Roberto Carlos, Bebeto, Ronaldo y Rivaldo, que golearon a Portugal en el partido por el tercer y cuarto puesto (5-0).
Otra decepción española
La conquista del oro en Barcelona 92 había generado un clima de optimismo y euforia en torno a la selección española. Aunque el combinado absoluto seguía sin despegar en las grandes competiciones, los éxitos seguían llegando en las categorías inferiores.
La selección sub 21 consiguió el billete para Atlanta 96 gracias a un brillante papel en el Europeo sub 21. En aquella época aún no tenía el formato actual; tras la fase de clasificación se disputaban los cuartos de final a doble partido, cada uno en el país del equipo local, y sólo las semifinales y la final tenían sede fija.
La selección española fue superando rondas en la fase previa, derrotó a la República Checa en los cuartos de final y se plantó en las semifinales con el pasaporte a los Juegos de Atlanta sellado. Aquella generación tenía hambre de títulos y encima la fase final se disputaba en Barcelona. Venció a Escocia en la semifinal, pero en la final ante Italia los penaltis decicieron que fueran los Totti, Cannavaro y Nesta los que se llevaran la gloria.
En los Juegos Olímpicos de Atlanta no le fue mejor al combinado que dirigía Javier Clemente. Superaron la fase de grupos a golpe de suerte, tras vencer a Arabia Saudí y Australia y empatar ante Francia, pero en los cuartos de final la clase de Argentina fue mortal para los hispanos, que cayeron por 4-0.
La conquista del oro en Barcelona 92 había generado un clima de optimismo y euforia en torno a la selección española. Aunque el combinado absoluto seguía sin despegar en las grandes competiciones, los éxitos seguían llegando en las categorías inferiores.
La selección sub 21 consiguió el billete para Atlanta 96 gracias a un brillante papel en el Europeo sub 21. En aquella época aún no tenía el formato actual; tras la fase de clasificación se disputaban los cuartos de final a doble partido, cada uno en el país del equipo local, y sólo las semifinales y la final tenían sede fija.
La selección española fue superando rondas en la fase previa, derrotó a la República Checa en los cuartos de final y se plantó en las semifinales con el pasaporte a los Juegos de Atlanta sellado. Aquella generación tenía hambre de títulos y encima la fase final se disputaba en Barcelona. Venció a Escocia en la semifinal, pero en la final ante Italia los penaltis decicieron que fueran los Totti, Cannavaro y Nesta los que se llevaran la gloria.
En los Juegos Olímpicos de Atlanta no le fue mejor al combinado que dirigía Javier Clemente. Superaron la fase de grupos a golpe de suerte, tras vencer a Arabia Saudí y Australia y empatar ante Francia, pero en los cuartos de final la clase de Argentina fue mortal para los hispanos, que cayeron por 4-0.