Kiko Narváez, el duende andaluz
Francisco Miguel Narváez Machón, conocido por todos como Kiko Narváez o simplemente Kiko, nació en Jerez de la Frontera el 26 de abril de 1972. Jugaba como delantero y fue uno de los iconos del Atlético de Madrid de la década de los 90. Kiko tenía mucho arte y era capaz de hacer magia con el balón en los pies. Ángel Iturriaga le define como "uno de los mejores futbolistas de su tiempo jugando de espaldas a portería. Desde esa posición bajaba el balón al suelo y descargaba hacia las bandas de primera, por lo que era una especie de pivote ofensivo alrededor del que se originaba el juego".
Kiko comenzó a jugar al fútbol en el CD Pueblo Nuevo de su Jerez natal, aunque pronto se tuvo que emancipar para perseguir el sueño de convertirse en futbolista profesional. Con 13 años se trasladó a Cádiz y se incorporó a las categorías inferiores del club amarillo. Rápidamente fue subiendo peldaños hasta que, con 18 años, le llegó la ansiada oportunidad de saborear las mieles de la Primera División. El 14 de abril de 1991, el técnico cadista Ramón Blanco le hizo debutar en la élite contra el Athletic de Bilbao en el Ramón de Carranza.
Restaban ocho jornadas para el término de la liga y el Cádiz necesitaba poco menos que un milagro para escapar del descenso a Segunda. Ese milagro tenía nombre y apellidos: Kiko- entonces Quico- Narváez. En la última jornada, contra el Zaragoza, el conjunto gaditano perdía 0-1. Kiko saltó al terreno de juego a falta de 25 minutos, provocó el penalti que permitió empatar el encuentro y anotó el gol de la victoria, su primer gol en Primera. Aquel triunfo, unido a la victoria del Oviedo ante el Castellón, le dio la oportunidad al Cádiz de disputar la promoción de permanencia, en la que derrotó al CD Málaga y certificó su permanencia en la categoría dorada.
La temporada siguiente dio el salto definitivo al fútbol profesional y se convirtió en uno de los pilares del Cádiz. Disputó 41 encuentros, fue titular en 38 ocasiones y marcó 8 goles. Fue uno de los jugadores revelación del curso futbolístico y se ganó una plaza en la convocatoria de la selección sub 23 para participar en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92.
En el torneo olímpico se erigió como uno de los grandes héroes de la medalla de oro. Fue titular desde el primer encuentro en la línea de ataque, por detrás de Alfonso, jugó todos los partidos y fue el máximo anotador del combinado nacional con cinco tantos, dos de ellos en la final ante Polonia. La medalla dorada era el primer título que lograba, aunque no tardó en llegarle la oportunidad de festejar más.
Kiko regresó al Cádiz tras los Juegos, pero en aquella temporada no se pudo escapar del temido descenso a la categoría de plata. El jugador andaluz era una pieza muy codiciada y, en el verano de 1993, el Atlético de Madrid llegó para hacerse con los servicios del prometedor delantero. Y, sin en Carranza era un ídolo, en el Vicente Calderón no tardó en ganarse las ovaciones del público colchonero.
Se estrenó con el conjunto rojiblanco en la primera jornada de la temporada 93-94, frente al Logroñés, y gracias a su talento sobre el césped, enseguida se ganó la confianza de los entrenadores. En plural, sí, porque esa campaña y la siguiente pasaron por el banquillo colchonero nueve técnicos diferentes. Kiko convenció a todos y en sus dos primeros años en la capital española disputó 67 encuentros, 59 de ellos como titular, y anotó 14 goles.
La llegada de Radomir Antic en el verano de 1995 trajo la estabilidad que el club necesitaba y esa temporada el equipo hizo historia al conquistar el famoso doblete: Liga y Copa del Rey. Kiko Narváez fue una pieza clave en la consecución de los dos títulos y su participación aumentó con el serbio en el banquillo. En las tres campañas de Antic al frente del Atleti, Narváez jugó 131 encuentros y logró 41 tantos.
Sin embargo, tras la marcha de Radomir Antic al término de la campaña 97-98- aunque acabaría regresarando para relevar a otros entrenadores en los siguientes años-, comenzó el declive del Atlético de Madrid que acabaría con el descenso a Segunda División en el año 2000. Los problemas también se extendieron al plano personal para Kiko, pues en 1998 sufrió una lesión en el ligamento deltoideo del tobillo derecho que le obligó a pasar por el quirófano. Una intervención en la que se aprovechó para reparar también los problemas que arrastraba en el tobillo izquierdo.
Kiko volvió a vestirse de corto para disputar un partido oficial el 15 de diciembre de 1999 en un partido de Copa ante Las Palmas. Pero al genial delantero andaluz le costó recuperar el nivel de las temporadas anteriores, el mismo problema que experimentó el Atlético en bloque y que terminó mandando al equipo al infierno de la Segunda División al término del curso 99-00.
Kiko se mantuvo fiel al club madrileño a pesar del cambio de categoría, pero el bajón que había experimentado en su fútbol le hizo pasar de héroe a villano, sobre todo en los despachos. Después de un año marcado por los problemas con Jesús Gil, Kiko decidió firmar la rescisión de su contrato con el Atlético y buscar una nueva aventura. No tuvo la despedida que hubiese deseado y prácticamente se marchó por la puerta de atrás, pero tras de sí dejó una estela intachable: Ocho años al servicio del Atlético de Madrid, 276 partidos jugados y 64 goles anotados.
El nuevo destino de Kiko Narváez se convirtió en uno de los culebrones futbolísticos del verano. En pocos meses estuvo cerca de fichar por la Lazio, hubo una negociación con el Galatasaray y rechazó una oferta del Bolton Wanderers- según informó el diario Mundo Deportivo-, y acabó firmando por el Extremadura de la Segunda División española en enero del 2002.
Fue el último equipo que le vio jugar al fútbol como profesional. Al término del curso 01-02 decidió colgar las botas, aunque nunca se ha apartado del todo del mundo del balompié. Su futuro estaba en los medios de comunicación, pues desde que dejó la práctica del fútbol ha trabajo como comentarista deportivo en radio y televisión y también ha escrito artículos en la prensa deportiva. En la actualidad colabora con Mediaset España en las retransmisiones de partidos.
Con la selección española
Kiko Narváez fue convocado por primera vez con la selección en diciembre de 1992, pocos meses después de que se proclamara campeón olímpico en los Juegos de Barcelona. Debutó como internacional absoluto el 16 de diciembre en Sevilla, en un encuentro de la fase de clasificación para el Mundial de 1994 ante Letonia.
Desde entonces hasta 1998 Kiko fue un jugador habitual en las citaciones de la selección española. Durante esos seis años disputó 26 encuentros, anotó 4 goles y participó en la Eurocopa de Inglaterra (1996) y el Mundia de Francia (1998). Jugó su último encuentro como internacional ante Israel el 14 de octubre de 1992.
Kiko comenzó a jugar al fútbol en el CD Pueblo Nuevo de su Jerez natal, aunque pronto se tuvo que emancipar para perseguir el sueño de convertirse en futbolista profesional. Con 13 años se trasladó a Cádiz y se incorporó a las categorías inferiores del club amarillo. Rápidamente fue subiendo peldaños hasta que, con 18 años, le llegó la ansiada oportunidad de saborear las mieles de la Primera División. El 14 de abril de 1991, el técnico cadista Ramón Blanco le hizo debutar en la élite contra el Athletic de Bilbao en el Ramón de Carranza.
Restaban ocho jornadas para el término de la liga y el Cádiz necesitaba poco menos que un milagro para escapar del descenso a Segunda. Ese milagro tenía nombre y apellidos: Kiko- entonces Quico- Narváez. En la última jornada, contra el Zaragoza, el conjunto gaditano perdía 0-1. Kiko saltó al terreno de juego a falta de 25 minutos, provocó el penalti que permitió empatar el encuentro y anotó el gol de la victoria, su primer gol en Primera. Aquel triunfo, unido a la victoria del Oviedo ante el Castellón, le dio la oportunidad al Cádiz de disputar la promoción de permanencia, en la que derrotó al CD Málaga y certificó su permanencia en la categoría dorada.
La temporada siguiente dio el salto definitivo al fútbol profesional y se convirtió en uno de los pilares del Cádiz. Disputó 41 encuentros, fue titular en 38 ocasiones y marcó 8 goles. Fue uno de los jugadores revelación del curso futbolístico y se ganó una plaza en la convocatoria de la selección sub 23 para participar en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92.
En el torneo olímpico se erigió como uno de los grandes héroes de la medalla de oro. Fue titular desde el primer encuentro en la línea de ataque, por detrás de Alfonso, jugó todos los partidos y fue el máximo anotador del combinado nacional con cinco tantos, dos de ellos en la final ante Polonia. La medalla dorada era el primer título que lograba, aunque no tardó en llegarle la oportunidad de festejar más.
Kiko regresó al Cádiz tras los Juegos, pero en aquella temporada no se pudo escapar del temido descenso a la categoría de plata. El jugador andaluz era una pieza muy codiciada y, en el verano de 1993, el Atlético de Madrid llegó para hacerse con los servicios del prometedor delantero. Y, sin en Carranza era un ídolo, en el Vicente Calderón no tardó en ganarse las ovaciones del público colchonero.
Se estrenó con el conjunto rojiblanco en la primera jornada de la temporada 93-94, frente al Logroñés, y gracias a su talento sobre el césped, enseguida se ganó la confianza de los entrenadores. En plural, sí, porque esa campaña y la siguiente pasaron por el banquillo colchonero nueve técnicos diferentes. Kiko convenció a todos y en sus dos primeros años en la capital española disputó 67 encuentros, 59 de ellos como titular, y anotó 14 goles.
La llegada de Radomir Antic en el verano de 1995 trajo la estabilidad que el club necesitaba y esa temporada el equipo hizo historia al conquistar el famoso doblete: Liga y Copa del Rey. Kiko Narváez fue una pieza clave en la consecución de los dos títulos y su participación aumentó con el serbio en el banquillo. En las tres campañas de Antic al frente del Atleti, Narváez jugó 131 encuentros y logró 41 tantos.
Sin embargo, tras la marcha de Radomir Antic al término de la campaña 97-98- aunque acabaría regresarando para relevar a otros entrenadores en los siguientes años-, comenzó el declive del Atlético de Madrid que acabaría con el descenso a Segunda División en el año 2000. Los problemas también se extendieron al plano personal para Kiko, pues en 1998 sufrió una lesión en el ligamento deltoideo del tobillo derecho que le obligó a pasar por el quirófano. Una intervención en la que se aprovechó para reparar también los problemas que arrastraba en el tobillo izquierdo.
Kiko volvió a vestirse de corto para disputar un partido oficial el 15 de diciembre de 1999 en un partido de Copa ante Las Palmas. Pero al genial delantero andaluz le costó recuperar el nivel de las temporadas anteriores, el mismo problema que experimentó el Atlético en bloque y que terminó mandando al equipo al infierno de la Segunda División al término del curso 99-00.
Kiko se mantuvo fiel al club madrileño a pesar del cambio de categoría, pero el bajón que había experimentado en su fútbol le hizo pasar de héroe a villano, sobre todo en los despachos. Después de un año marcado por los problemas con Jesús Gil, Kiko decidió firmar la rescisión de su contrato con el Atlético y buscar una nueva aventura. No tuvo la despedida que hubiese deseado y prácticamente se marchó por la puerta de atrás, pero tras de sí dejó una estela intachable: Ocho años al servicio del Atlético de Madrid, 276 partidos jugados y 64 goles anotados.
El nuevo destino de Kiko Narváez se convirtió en uno de los culebrones futbolísticos del verano. En pocos meses estuvo cerca de fichar por la Lazio, hubo una negociación con el Galatasaray y rechazó una oferta del Bolton Wanderers- según informó el diario Mundo Deportivo-, y acabó firmando por el Extremadura de la Segunda División española en enero del 2002.
Fue el último equipo que le vio jugar al fútbol como profesional. Al término del curso 01-02 decidió colgar las botas, aunque nunca se ha apartado del todo del mundo del balompié. Su futuro estaba en los medios de comunicación, pues desde que dejó la práctica del fútbol ha trabajo como comentarista deportivo en radio y televisión y también ha escrito artículos en la prensa deportiva. En la actualidad colabora con Mediaset España en las retransmisiones de partidos.
Con la selección española
Kiko Narváez fue convocado por primera vez con la selección en diciembre de 1992, pocos meses después de que se proclamara campeón olímpico en los Juegos de Barcelona. Debutó como internacional absoluto el 16 de diciembre en Sevilla, en un encuentro de la fase de clasificación para el Mundial de 1994 ante Letonia.
Desde entonces hasta 1998 Kiko fue un jugador habitual en las citaciones de la selección española. Durante esos seis años disputó 26 encuentros, anotó 4 goles y participó en la Eurocopa de Inglaterra (1996) y el Mundia de Francia (1998). Jugó su último encuentro como internacional ante Israel el 14 de octubre de 1992.