El 8 de agosto, a las ocho de la tarde, el Camp Nou de Barcelona presentaba un aspecto inmejorable. Nadie quería perderse la final del torneo olímpico y todos querían ver en directo a aquel grupo de españoles que iba lanzado a por la medalla de oro desde el debut frente a Colombia.
Enfrente se alineaba la selección de Polonia, que llegaba a la final tras golear a Australia en semifinales (6-1) y con la vitola de ser la escuadra más goleadora del torneo (15 tantos). Pero si los polacos tenían la mejor delantera, España presentaba a la mejor defensa, que no había encajado un solo tanto en cinco encuentros.
El encuentro estuvo en todo momento a la altura de una final de fútbol. Hubo intensidad, fútbol, velocidad, goles increíbles, paradas sensacionales y un buena dosis de suspense. Como escribió José Manuel Cuéllar al día siguiente en ABC, fue un "partido heroico, de una emoción desgarradora".
La selección hispana salió enchufadísima y pugnó desde el inicio por imponer su dictadura futbolística sobre el césped del Camp Nou. Pero Polonia no se dejó amilanar y mantuvo el orden en sus filas, esperando, paciente, cualquier despiste español que le permitiera soltar a su mejor arma, el delantero Kowalczyk.
El dominio hispano trajo oportunidades de todos los colores, pero no había manera de que el balón atravesara la meta de Klak. "España perdonó, y de qué manera, ocasiones que no había tenido igual en todo el torneo", relató Cuéllar. Ferrer desaprovechó un mano a mano con el meta polaco y poco después Juanma López estrellaba un remate en el travesaño.
El intercambio de golpes era constante, pues España no dejaba sin réplica los acercamientos polacos, mas la puntería y el acierto a la hora de definir brillaban por su ausencia. Así transcurrió el primer período y todo apuntaba a que el 0-0 adornaría el marcador durante el tiempo de descanso.
Pero en el minuto de prolongación de la primera parte llegó el gol blanquirrojo en el único error de un defensa español en todo el torneo olímpico. "El Super-López, siempre infalible, falló. Un balón que no le hubieran robado ni a un colegial, pero Kowalczyk se lo hizo y se lo cruzó a Toni batiéndole irremisiblemente", describe la crónica de ABC.
Por primera vez España encajaba un gol y veía como el marcador se inclinaba en su contra. No dejó que eso le afectara y se concienció de que los 45 minutos que restaban por delante eran suficientes para convertir el tanto polaco en una mera anécdota.
Los hombres de Miera salieron lanzadísimos de nuevo y por poco reciben una estocada mortal por descuidarse. En la reanudación Juskowiak tuvo dos oportunidades cristalinas para establecer el 0-2, una salió desviada y la otra la salvó Toni.
Enfrente se alineaba la selección de Polonia, que llegaba a la final tras golear a Australia en semifinales (6-1) y con la vitola de ser la escuadra más goleadora del torneo (15 tantos). Pero si los polacos tenían la mejor delantera, España presentaba a la mejor defensa, que no había encajado un solo tanto en cinco encuentros.
El encuentro estuvo en todo momento a la altura de una final de fútbol. Hubo intensidad, fútbol, velocidad, goles increíbles, paradas sensacionales y un buena dosis de suspense. Como escribió José Manuel Cuéllar al día siguiente en ABC, fue un "partido heroico, de una emoción desgarradora".
La selección hispana salió enchufadísima y pugnó desde el inicio por imponer su dictadura futbolística sobre el césped del Camp Nou. Pero Polonia no se dejó amilanar y mantuvo el orden en sus filas, esperando, paciente, cualquier despiste español que le permitiera soltar a su mejor arma, el delantero Kowalczyk.
El dominio hispano trajo oportunidades de todos los colores, pero no había manera de que el balón atravesara la meta de Klak. "España perdonó, y de qué manera, ocasiones que no había tenido igual en todo el torneo", relató Cuéllar. Ferrer desaprovechó un mano a mano con el meta polaco y poco después Juanma López estrellaba un remate en el travesaño.
El intercambio de golpes era constante, pues España no dejaba sin réplica los acercamientos polacos, mas la puntería y el acierto a la hora de definir brillaban por su ausencia. Así transcurrió el primer período y todo apuntaba a que el 0-0 adornaría el marcador durante el tiempo de descanso.
Pero en el minuto de prolongación de la primera parte llegó el gol blanquirrojo en el único error de un defensa español en todo el torneo olímpico. "El Super-López, siempre infalible, falló. Un balón que no le hubieran robado ni a un colegial, pero Kowalczyk se lo hizo y se lo cruzó a Toni batiéndole irremisiblemente", describe la crónica de ABC.
Por primera vez España encajaba un gol y veía como el marcador se inclinaba en su contra. No dejó que eso le afectara y se concienció de que los 45 minutos que restaban por delante eran suficientes para convertir el tanto polaco en una mera anécdota.
Los hombres de Miera salieron lanzadísimos de nuevo y por poco reciben una estocada mortal por descuidarse. En la reanudación Juskowiak tuvo dos oportunidades cristalinas para establecer el 0-2, una salió desviada y la otra la salvó Toni.
Todo cambió cuando la Familia Real, encabezada por el Rey Juan Carlos y la Reina Sofía, ocupó su sitio en el palco del Camp Nou. Durante los Juegos Olímpicos se había propagado el convencimiento de que cada evento al que asistían los Reyes finalizaba con triunfo hispano y el talismán volvió a funcionar en el torneo futbolístico.
El recién incorporado Amavisca, que le había dado frescura y profundidad al ataque español, forzó una falta muy peligrosa para los intereses españoles a los sesenta y cuatro minutos. "Guardiola la botó con temple y Abelardo, en el segundo palo, empató el encuentro", detalló Cuéllar.
El tanto que equilibró el marcador fue el impulso definitivo para que el motor hispano carburara y fue cogiendo velocidad a paso veloz. No habían transcurrido ni cinco minutos cuando Quico "le robó la cartera al central y al portero polaco y volvió a meter un gol de una habilidad y una astucia impropias en un hombre de su altura", escribió André Astruells en Mundo Deportivo.
La locura estaba desatada en el Camp Nou y apenas hubo tiempo para festejar el tanto que momentáneamente ponía a España por delante en el marcador. En el minuto 75 Brzeczek lanzó un centro al interior del área y Staniek, tras ganarle la espalda a la zaga española, controló y picó el cuero por encima de Toni.
Las pulsaciones iban a mil por hora y el transcurrir de los minutos hacia el final del tiempo reglamentario no ayudaba a calmar los nervios. Fue entonces cuando la selección española sacó la furia de los Zamora, Belauste, Samitier, Pazaga y Pichichi, la furia roja de Amberes.
El minuto noventa se había cumplido cuando Luis Enrique le pegó con rabia a un balón que había despejado un zaguero polaco tras un saque de esquina español. El lanzamiento pegó en un defensa y fue a parar a los pies de Quico, como si estuviera predestinado a llegar al gaditano. Controló, lo colocó para la diestra y puso el alma en un disparo que acabó en el fondo de la red.
La medalla de oro ya tenía dueño. Por primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos modernos el metal dorado sería para la selección española de fútbol. La generación de Amberes 1920 ya tenía sucesora y en esta ocasión el alumno había superado claramente al veterano maestro.
Ficha técnica
Polonia: Klak; Jalocha (Swierczewski, 55'), Lapinski, Waldoch; Staniek, Brzeczek, Gesior, Kobylanski; Kozminski; Juskowiak y Kowalczyk.
España: Toni; Ferrer, Juanma López, Abelardo, Solozábal, Lasa (Amavisca, 51'); Guardiola; Luis Enrique, Quico, Berges; Alfonso.
Goles: 1-0 Kowalczyk (45'+1). 1-1 Abelardo (65'). 1-2 Quico (70'). 2-2 Staniek (75'). 2-3 Quico (90').
Árbitro: José Joaquín Torres Cadena (Colombia). Amonestó a Waldoch y Kowalczyk.
Incidencias: Partido correspondiente a la final del torneo de fútbol de los Juegos Olímpicos, disputado en el Camp Nou de Barcelona ante 95.000 espectadores. Solozábal, por España, y Brzeczek, por Polonia, ejercieron como capitanes.
El recién incorporado Amavisca, que le había dado frescura y profundidad al ataque español, forzó una falta muy peligrosa para los intereses españoles a los sesenta y cuatro minutos. "Guardiola la botó con temple y Abelardo, en el segundo palo, empató el encuentro", detalló Cuéllar.
El tanto que equilibró el marcador fue el impulso definitivo para que el motor hispano carburara y fue cogiendo velocidad a paso veloz. No habían transcurrido ni cinco minutos cuando Quico "le robó la cartera al central y al portero polaco y volvió a meter un gol de una habilidad y una astucia impropias en un hombre de su altura", escribió André Astruells en Mundo Deportivo.
La locura estaba desatada en el Camp Nou y apenas hubo tiempo para festejar el tanto que momentáneamente ponía a España por delante en el marcador. En el minuto 75 Brzeczek lanzó un centro al interior del área y Staniek, tras ganarle la espalda a la zaga española, controló y picó el cuero por encima de Toni.
Las pulsaciones iban a mil por hora y el transcurrir de los minutos hacia el final del tiempo reglamentario no ayudaba a calmar los nervios. Fue entonces cuando la selección española sacó la furia de los Zamora, Belauste, Samitier, Pazaga y Pichichi, la furia roja de Amberes.
El minuto noventa se había cumplido cuando Luis Enrique le pegó con rabia a un balón que había despejado un zaguero polaco tras un saque de esquina español. El lanzamiento pegó en un defensa y fue a parar a los pies de Quico, como si estuviera predestinado a llegar al gaditano. Controló, lo colocó para la diestra y puso el alma en un disparo que acabó en el fondo de la red.
La medalla de oro ya tenía dueño. Por primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos modernos el metal dorado sería para la selección española de fútbol. La generación de Amberes 1920 ya tenía sucesora y en esta ocasión el alumno había superado claramente al veterano maestro.
Ficha técnica
Polonia: Klak; Jalocha (Swierczewski, 55'), Lapinski, Waldoch; Staniek, Brzeczek, Gesior, Kobylanski; Kozminski; Juskowiak y Kowalczyk.
España: Toni; Ferrer, Juanma López, Abelardo, Solozábal, Lasa (Amavisca, 51'); Guardiola; Luis Enrique, Quico, Berges; Alfonso.
Goles: 1-0 Kowalczyk (45'+1). 1-1 Abelardo (65'). 1-2 Quico (70'). 2-2 Staniek (75'). 2-3 Quico (90').
Árbitro: José Joaquín Torres Cadena (Colombia). Amonestó a Waldoch y Kowalczyk.
Incidencias: Partido correspondiente a la final del torneo de fútbol de los Juegos Olímpicos, disputado en el Camp Nou de Barcelona ante 95.000 espectadores. Solozábal, por España, y Brzeczek, por Polonia, ejercieron como capitanes.
El resumen oficial de la final entre España y Polonia (Olympic.org)